Estudiantes de Química de la UCR fabrican crema para apoyar a personas con ansiedad

La creación se basa en aromaterapia e incluye esencias como bergamota y lavandín. También tiene aloe y colágeno

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Unos 38 estudiantes de Química de la Universidad de Costa Rica asumieron el reto de crear una crema para personas aquejadas por el estrés y la ansiedad, un mal que afecta a gran parte de la población mundial, debido a los acelerados ritmos de vida.

¿Cómo lo hicieron? Aplicaron los conocimientos que han adquirido en cuatro años de carrera, pero además le agregaron grandes dosis de esfuerzo y muy pocas horas de sueño.

El resultado fue Nova Scent, un producto basado en ingredientes naturales como aloe vera orgánico, sembrado en Acosta; colágeno, una sustancia proteica que ellos mismos extrajeron de huesos de vaca, y bergamota y lavandín, componentes con cualidades aromaterápicas. Todos estos materiales ayudan a las personas a sentirse más relajadas.

Su creación fue presentada a inicios de este mes en el auditorio de la facultad de Química, en el campus central de la UCR, en San Pedro. Ahí estudiantes, profesionales, catedráticos y hasta ángeles inversores fueron testigos de la presentación del producto, al que le diseñaron empaque, afiches y hasta un comercial.

La aventura inició como parte del curso Laboratorio de Procesos Industriales II, coordinado por Darío Chinchilla e impartido también por los profesores Javier Quesada y Luis Mesén.

Ellos motivaron al grupo a convertirse en una empresa, donde se nombró a algunos de ellos gerentes de áreas, que iban desde la gestión ambiental hasta el mercadeo.

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"Nuestra idea es que logren prepararse para que cuando tengan que hacer su producto o iniciarlo desde cero ya posean un conocimiento sobre otras áreas diferentes a las que suelen trabajar", explicó Quesada.

Por su parte, Chinchilla aseguró que: "En la Escuela de Química, los estudiantes saben hacer cualquier cosa y no lo hacen. No hacen pintura, jabón o crema, por eso queremos llevarles ahora de una forma más práctica todo ese conocimiento que tienen".

Proceso

Los alumnos debieron pensar en todos los detalles que se requieren para la producción de una crema, por ejemplo, el espacio físico. Fue así como acondicionaron un rincón en el laboratorio de investigación de la sección de industrial de la Escuela de Química.

Para lograrlo recurrieron a la innovación y, a falta de paredes, usaron plástico. Sin embargo, eso no fue en detrimento de la calidad del producto, pues como parte de la experiencia hasta enfrentaron un simulacro de revisión, que estuvo a cargo de una persona con conocimiento en la normativa solicitada por el Ministerio de Salud para este tipo de productos, explicó su profesor, Darío Chinchilla.

"Tuvieron que empezar como cualquier emprendedor, trabajar con lo que había", aseguró el docente.

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A Roberto González, de 22 años, le correspondió desempeñarse como coordinador general de la sección de producción. El joven recordó el trabajo que debieron realizar, para decidir que el aceite de bergamota y lavandín eran la combinación ideal para la crema.

"Probamos muchos aceites. Empezamos con 15, que estábamos seguros tenían propiedades aromaterápicas. Sin embargo, realizamos las mezclas, efectuamos encuestas sobre qué aromas le gustaban a la gente, algunos nos decían: 'esto huele feo, a desinfectante' y así fuimos descartando", comentó el joven, quien además estudia Física e Ingeniería Química.

Otro de los procesos a los que debieron prestar atención fue el manejo adecuado de los residuos generados al producir la crema.

Verónica Solórzano, de 22 años se desempeñó como gerente ambiental. La joven contó que a pesar de que el producto era muy amigable con el ambiente, pues generó pocos desechos, sí debieron prestar atención al manejo de las aguas.

Los principales residuos surgieron de la extracción de colágeno, efectuada con huesos de vaca, ya que requerían muchos lavados, pero, "para verter las aguas residuales por las alcantarillas hay que ajustar el ph (la acidez) de esas aguas y convertirlo a un ph neutro, similar al que tienen las aguas de los ríos", explicó la universitaria.

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Además, debieron quitarle las partes sólidas que contenían y filtrar el líquido cerca de cinco veces.

Incluso, para estar seguros de que las aguas residuales cumplían con los parámetros establecidos por la ley, enviaron a analizar muestras y todo estuvo de acuerdo con la norma.

Habilidades para la vida

El aprendizaje no solo tuvo que ver con la teoría, sino con la práctica y con el desarrollo de las llamadas habilidades blandas (buena comunicación, creatividad, trabajo en equipo, responsabilidad, compromiso y proactividad, entre otras).

Verónica Solórzano por ejemplo, recordó que cuando la nombraron gerente asumió un desafío muy grande, pues se trataba de "coordinar personas adultas, que piensan diferente, tienen sus propias experiencias y conocimientos. Ha sido un reto pero también una experiencia súper valiosa, pues muchos químicos terminan de jefes", resaltó la universitaria.

Mientras que José Miguel Rincón, se encargó del mercadeo y contó que su labor fue la de guiar a sus compañeros en los pasos necesarios para presentar un producto al mercado.

La coordinación fue una labor ardua, pues los 38 universitarios se reunían los lunes. Ahí se coordinaban aspectos teóricos y planificaban las tareas de la semana.

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Luego se dividían en turnos los días martes, que iban de 8 a.m. 12 mediodía, de 1 p.m. a 5 p.m. y de 5 p.m. a 9 p.m. También había un turno extra los viernes en la mañana y, en ocasiones, hasta tuvieron que extender las labores, porque debían recibir materia prima.

Finalmente, para el envasado del producto, invirtieron tres días de trabajo, de 8 a.m. a 8 p.m. y hasta requirieron fines de semana.

Aunque al producto le hace falta camino para estar a la venta, los muchachos han considerado que tendría un costo de $25, aproximadamente, y que podría distribuirse en supermercados y también en centros como spas.

"Ellos desean continuar; un grupo planea sacar el producto, los vamos a apoyar con la agencia de innovación Auge y también con ProInnova de la UCR. La idea es que la crema termine en el mercado", comentó el profesor Darío Chinchilla, quien tras la presentación aseguró sentirse muy orgulloso de sus estudiantes.

El producto está listo para ser registrado ante el Ministerio de Salud.