El dolor no puede contra el deseo sexual

Malestar causado por una inflamación reduce la motivación sexual de hembras

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

El apetito sexual de ellas se reduce cuando sienten dolor; pero el de ellos no, afirma un estudio hecho con ratones hembras y machos.

Según los investigadores de la Universidad McGill y la Universidad Concordia, ambas en Canadá, el dolor causado por una inflamación reduce la motivación sexual de las hembras en celo, pero no tuvo tal efecto en los machos.

Esto no parece sorprender al profesor de Psicología Yitzchack Binik, quien dirige el Servicio de Terapia Sexual y de Pareja en la Universidad McGill. Según él, en los humanos, a menudo el dolor crónico se acompaña de problemas sexuales.

“Sabemos por otros estudios que el deseo sexual de las mujeres es mucho más dependiente del contexto que el de los hombres, pero si esto se debe a factores biológicos o socioculturales, tales como la crianza y la influencia de los medios, no se sabe”, señaló Jeffrey Mogil, psicólogo en McGill.

La conclusión de que también en las ratas hembra el dolor inhibe el deseo sexual indica que puede haber una explicación evolutiva para estos efectos en los humanos y que no se trata solo de un aspecto sociocultural, agregó el experto.

Metodología. Para el estudio, los científicos colocaron a los ratones en una cámara de apareamiento, dividida por una barrera con orificios demasiado pequeños, como para que los machos pudieran pasar de un lado a otro.

Esto permitió que las hembras, que son más pequeñas, decidieran si querían estar acompañadas, y por cuánto tiempo, pasando al sector masculino de la cámara.

Las hembras adoloridas pasaron mucho menos tiempo en compañía de un macho y, como resultado, hubo menos comportamiento sexual.

Los investigadores determinaron que se podía reavivar el deseo sexual de estas hembras administrándoles un analgésico o con uno de dos compuestos que realzan el apetito sexual.

A los machos se les probó colocándolos en una cámara sin división, en la cual tenían acceso libre a una hembra en celo.

El comportamiento sexual de los ratones no resultó afectado en grado alguno con el mismo nivel de dolor.