El arte de la fotografía submarina

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Cuando Al Bello batallaba para meter su delgado cuerpo en el traje de buceo, parecía que tomar las fotografías iba a ser la parte fácil.

Bello se mete la camiseta negra pegada al cuerpo por encima de los hombros, jala los pantalones cortos más cerca de las rodillas y se ajusta las correas de un pesado tanque. Se coloca el visor en la cabeza rapada y aletas en los pies; desde la orilla se lanza de espaldas a la piscina olímpica, donde pasará más tiempo en el agua que los nadadores Michael Phelps o Ryan Lochte.

Hay una cámara en el fondo, a tres metros, con el lente protegido por un domo de vidrio transparente. Bello, originario de Brooklyn, con 44 años, fotógrafo ganador de un premio por Getty Images, la colocó allí hace una semana.

Junto a sus colegas Clive Rose y Adam Pretty, revisan la cámara todos los días –en ocasiones, más de una vez– para cambiarle la batería o la posición, y ajustar las conexiones a la placa metálica que la mantiene en el fondo de la piscina.

Los fotógrafos de deportes que hacen tomas submarinas solían aguantar la respiración para hacer esos ajustes; hoy, muchos, incluidos Bello, Rose y Pretty, son buzos certificados. Eso les ha dado la comodidad de tener más tiempo bajo el agua para perfeccionar el arte de capturar desde abajo a los mejores nadadores del mundo. Sin embargo, también implica que el Centro Acuático de Londres se convierta en un arrecife de vidrio y plástico, compuesto por 10 cámaras y un pelotón de hombres rana que se meten en la piscina, después de la última competencia, para atenderla.

“Es bueno que se visualice lo que se quiere”, dijo Bello, quien tiene el certificado de buzo desde hace una década. “Se debe ver desde abajo, y mirar el techo o una piscina despejada, sin nadadores, y solo pensar: Esto es lo que pasará, aquí caerá el nadador, aquí podría haber un reflejo, este podría ser un buen ángulo donde podría tomarse la fotografía...”.

Bajo el agua. Se pueden obtener tomas de natación de millones de dólares con un equipo de $30.000, pero se requieren temple y un poco de suerte para crear algo memorable.

Heinz Kluetmeier, de Sports Illustrated, hizo una serie de tomas de Michael Phelps al momento en que alcanzó al serbio Milorad Cavic en los metros finales de la competencia de 100 metros mariposa en Pekín en el 2008; entonces, las fotos, por sí mismas, se convirtieron en noticia. La tensión del avance de Cavic, cuadro por cuadro, que iba delante de Phelps; este, dando una última brazada mientras aquel se deslizaba; las manos que se extendían desesperadamente para alcanzar la orilla; todo quedó tan dramático como fue el final en vivo.

La imagen de cuatro grupos de puntas de dedos doblados hacia atrás contra los cojines de la meta provocaron la protesta serbia por lo que instantáneamente se convirtió en una memorable cinta acuática.

Kluetmeier, de 69 años, la donó al Salón de la Fama de la Natación Internacional, el cual vende copias. “Periodísticamente hablando, fue la mejor foto de natación que se haya tomado alguna vez en unos juegos olímpicos”, dijo Kluetmeier.

Él fue el primero en colocar una cámara en el fondo de una piscina olímpica, en Barcelona en 1992. Ese año se tiró un clavado al fondo, a 3,7 metros; cuando salió a la superficie encontró a un guardia con una subametralladora. “Dijo que yo debía sacarla. Pensó que era una bomba”, contó Kluetmeier.

Su favorita sigue siendo una de las imágenes que capturó esa cámara cuando Mel Stewart ganó la competencia de 200 metros mariposa en tiempo récord y con el marcador arriba. “Después de eso, cien personas querían hacerlo”, notó.

La preparación lo es todo. Cada cámara debe colocarse para estar enfocada en una carrera en particular, o quizá en dos carriles donde se espera un final cerrado. A veces, una cámara estará allí todo el día esperando a un nadador para que entre en el cuadro salpicando.

Se usa un disparador manual para operar el obturador, conectado a la cámara mediante un cable puesto en el fondo de la piscina. Como son electrónicas, las cámaras envían de inmediato imágenes a una computadora portátil.

El 29 de julio, Bello se preparó para su turno de operar el disparador del obturador. Pasó media hora en la piscina arreglando la cámara para hacer tomas de Phelps.

Bello sabía que Phelps nadaría en la competencia preliminar matutina en el carril cuatro, así es que sacó la cámara a la superficie, cambió un lente de “ojo de pescado” de 8 mm en su caja protectora, remplazó el domo y la devolvió al fondo. Luego flotó en la superficie para que Rose pudiera revisar el foco en una computadora portátil junto a la piscina y cruzó los dedos.

Los fotógrafos dicen que son varias las cosas que pueden salir mal bajo el agua: la caja protectora puede tener filtraciones, los cables pueden mojarse o hacer cortocircuito, o pueden acabarse las baterías. Si ocurre algún problema, se puede perder la sesión de todo un día, y siempre existe la posibilidad de que un competidor choque con la cámara y le cambie la posición.

La 12 veces medallista olímpica Natalie Coughlin dijo que, en el Campeonato Pan Pacífico del 2002, golpeó en ocasiones la cámara en el fondo, debido a sus salidas profundas de espalda, pero su entrenador hizo que la quitaran antes de las competencias. “Ahora ya no me distrae para nada”, dijo Coughlin.

Un nadador que participaba en los juegos Commonwealth agarró una vez el domo de su cámara y trató de ver a través de él. “Tuve suerte porque lo movió diagonalmente y se vio increíble. Pensé: ‘Deberé adjudicarme el crédito por eso’”, relató Pretty.

Buscar la foto. Bello, Rose y Pretty comparten los deberes tanto del buceo como del control para operar la cámara, turnándose por día. Cada uno tiene su propia visión de lo que quiere que surja cuando se detienen los chapuzones.

Pretty defiende crear la toma que más se quiere. Rose dijo que es importante intentar algo distinto cada día. “De otra forma, solo se obtiene la misma fotografía una y otra vez”, manifestó.

Bello –quien cubre sus novenos juegos olímpicos– dijo que ahora, cuando hay más cámaras puestas, es más difícil producir algo especial. “Busco una fotografía que está en mi cabeza. Había querido esa toma de Phelps durante un año, y ahora la tengo”, dijo.