Desarrollo urbano afecta recarga de mantos acuíferos en Heredia

Agua de esa provincia se pierde por infiltración y escorrentía

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El agua necesaria para la recarga de los mantos acuíferos se está perdiendo por evaporación y escorrentía en la provincia de Heredia.

Ese es uno de los principales hallazgos encontrados por el grupo de investigación en isótopos estables de la Escuela de Química de la Universidad Nacional, que elabora un mapa hidrológico de todo el país.

Los resultados, luego del análisis de las muestras, permiten inferir el clima del país.

Fue así como la investigación determinó que existen zonas con altas velocidades de evaporación, como la península de Nicoya y Heredia.

En el caso de Nicoya, la situación obedece a un proceso natural e incluso responde a su ubicación geográfica.

Sin embargo, el desplazamiento de ese fenómeno hacia el Valle Central, específicamente a la provincia herediana, depende de otros factores.

“Son zonas que tal vez por el aumento desaforado urbanístico, han comenzado a tener procesos mucho más fuertes de evaporación porque ya el agua no se infiltra; se evapora inmediatamente. Eso lo hemos observado en nuestras muestras.

”¿Y cuál es la consecuencia de esto? Estamos perdiendo, por infiltración y escorrentía, el agua que necesitamos para la recarga de los mantos acuíferos”, aseguró Ricardo Sánchez, hidrólogo de la Universidad Nacional.

A pesar de que el tema del ordenamiento territorial corresponde a las municipalidades, para vigilar el agua en la provincia de las flores existen iniciativas, como una comisión de urbanización con la que cuenta la Empresa de Servicios Públicos de Heredia (ESPH).

“En ella vemos los desarrollos y los casos en los que se puede dar el abastecimiento de agua. En este momento, tenemos restricciones en las partes altas de San Rafael y San Isidro, para permitir que el suelo tenga una recuperación de agua”, explicó Francisco Angulo, vocero de la ESPH.

Estudio. Para realizar el análisis, los investigadores de la UNA recolectaron 1.574 muestras en todo el país, en sitios con agua superficial (como ríos y quebradas), aguas subterráneas (de pozos) y muestras de agua potable en restaurantes y casas de habitación. Lo anterior debido a que estas son “una muy buena aproximación del agua subterránea, pues los pozos, a veces, son de difícil acceso”, detalló el hidrólogo.

El proceso se realiza utilizando la huella química del agua.

“La molécula de agua es como un chip; tiene una memoria y guarda los registros históricos de los cambios climáticos”, comentó Sánchez.

El mapa hidrológico elaborado por los investigadores revela, además, que contrario a lo que se creía, los acuíferos del Pacífico norte del país, por ejemplo, los de Santa Rosa o Santa Elena, no se recargan con el agua de la cordillera de Guanacaste.

“Hemos comprobado que las zonas del bosque tropical seco dependen, exclusivamente, de la recarga acuífera o cantidad de agua que se infiltre localmente. Es decir, no están conectados con la montaña”, afirmó Sánchez.

Para Sánchez, el mapa hidrológico puede tener mayores implicaciones, pues según él, algo tan sencillo como analizar la molécula del agua se puede utilizar para incidir en la política pública, pues se podría incluir dentro de los planes de ordenamiento territorial, limitaciones para construir en sitios que se identifiquen como zonas de recarga acuífera.

La investigación se realizó utilizando los isótopos del agua (átomos de un mismo elemento con diferente masa atómica), específicamente se usan los isótopos de oxígeno, que pueden tener una masa atómica de 16 o de 18.

Durante el ciclo hidrológico, que consiste en evaporación, condensación y precipitación, los isótopos más comunes que se pueden encontrar son los de oxígeno 16 y oxígeno 18.

Los resultados se obtienen luego de analizar la “memoria histórica” de la molécula del agua.