Desafiar con tareas creativas prevendría plagio universitario

Tanto los alumnos como los profesores se sienten causantes de este problema

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Variar los métodos de enseñanza y los quehaceres que los profesores asignan a sus alumnos podría ser la respuesta para evitar el plagio entre los estudiantes, sobre todo universitarios.

Así lo sugiere un estudio realizado por los investigadores Lourdes Arce y Julián Monge, de la Universidad Estatal a Distancia (UNED).

La investigación, publicada en la revista Assessment & Evaluation in Higher Education , se basa en un cuestionario en línea aplicados a 344 estudiantes y 13 profesores de la UNED.

Los encargados del análisis se propusieron como objetivo comparar los puntos de vista de ambos lados y probar nueve diferentes hipótesis qué podrían explicar por qué se da el plagio.

Responsables. Arce y Monge se encontraron que, tanto profesores como alumnos, se consideran responsables –hasta cierto punto– de este problema.

Los universitarios reconocieron que esa práctica está mal, pero aún así lo hacen y justifican esa manera de actuar al manifestar que se trata de la única salida para poder hacer frente a la gran cantidad de tareas que les asignan los profesores.

Por su parte, los maestros responsabilizaron a la impunidad imperante e incluso al tipo de trabajos que ellos mismos deciden dejarles a los jóvenes.

Monge destacó que, sobre este último punto es que se inclinan las conclusiones del estudio.

“Se debe cambiar totalmente el tipo de asignaciones que se le deja a los estudiantes. En Costa Rica, se les piden tareas de información que ya está publicada en Internet y el estudiante va a coger, cortar y pegar el contenido”, aseguró Monge.

El investigador de la UNED apuntó que es preciso eliminar ese tipo de asignaciones y reemplazarlas por otras que sean mucho más creativas y con sentido para los alumnos.

“Lo fundamental es que ellos puedan aplicar el conocimiento que obtienen a la vida diaria”.

Monge destacó que los resultados de este análisis también ayudan a entender que el problema no se solucionará con los software detectores de plagio –adquiridos por las universidades–, sino variando los métodos de enseñanza en las aulas.

Agregó que los resultados obtenidos son aplicables a todos los niveles educativos, pues otras investigaciones han llegado a conclusiones similares en el ámbito escolar y colegial.

Con niños. Entre esos trabajos destaca el de las universidades de Washington y Pensilvania, en EE. UU., que analizó el tema del plagio en niños de 5 y 6 años.

“La propiedad física es algo tangible, pero la propiedad intelectual es difícil de ver y de entender”, afirmó Kristina Olson, encargada al estudio publicado en Journal of Experimental Child Psychology.

Por eso, explicó que para los niños de esas edades es difícil percibir el plagio de forma negativa.