Artemisa: la carrera por regresar a la Luna

Estados Unidos impulsa su regreso al satélite natural, para ello debe echar mano de socios comerciales e internacionales, aunque compite con China, que recientemente mostró la cara oculta de este cuerpo celeste.

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La humanidad volverá a pisar la Luna en el 2024. Al menos eso se ha planteado la Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio, mejor conocida como NASA, desde que en mayo pasado anunció su misión Artemisa.

Artemisa era la hermana gemela de Apolo y diosa de la Luna en la mitología griega; el programa espacial Apollo fue el que llevó por primera vez a los humanos a pisar ese satélite natural en 1969.

Los planes para una nueva misión recibieron, en diciembre del 2017, el apoyo del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien confirmó que avalaría un regreso a la Luna, como paso previo y necesario, para llegar al Planeta Rojo: Marte.

“En esta ocasión, no se tratará solamente de poner nuestra bandera y dejar nuestra huella. Estableceremos la base para llevar a cabo una misión en Marte", dijo el mandatario en esa oportunidad.

No obstante, Trump no es especialmente reconocido por fiarse de la ciencia, ya que en el pasado ha negado la existencia del cambio climático.

Incluso, a inicios de junio de este año, se contradijo en su deseo de volver a la Luna, en un mensaje que publicó en Twitter y que decía: "Por todo el dinero que estamos gastando, la NASA no debería estar hablando de ir a la Luna. Eso ya lo hicimos hace 50 años. ¡Deberían enfocarse en las cosas más grandes que estamos haciendo, incluyendo Marte (de lo que la Luna es una parte), Defensa y Ciencia!”.

Otros competidores

Actualmente, EE. UU. sostiene un pulso con China en este campo, pues el gigante asiático avanza en su carrera espacial y ya hasta público una foto de la cara oculta del satélite natural, con su sonda Chang’e-4, en enero anterior.

Además, India se ha fijado la meta de aterrizar en el polo sur de la superficie lunar. Sin embargo, la pérdida en un motor criogénico del cohete de lanzamiento obligó a aplazar su misión Chandrayaan-2, el pasado 15 de julio.

Estados Unidos por su parte –y debido al cierre del programa de transbordadores espaciales, en el 2011–, en los años siguientes la NASA ha tenido que recurrir a socios comerciales e internacionales para ir al espacio, y para el regreso a la Luna no sería la excepción.

“Como resultado de Artemisa, la NASA podrá establecer una presencia humana sostenible en la Luna para el 2028, esto con la idea de realizar nuevos descubrimientos científicos, demostrar nuevos avances tecnológicos y sentar las bases para que las empresas privadas construyan una economía lunar”, asegura la agencia espacial en el sitio web dedicado a la misión.

¿Por qué regresar a la Luna?

La ciencia y el conocimiento son las principales motivaciones para volver a pisar este satélite natural, pues según la NASA: “Las muestras lunares que regresaron durante el programa Apollo cambiaron dramáticamente nuestra visión del Sistema Solar”.

La agencia espacial asegura que aún se puede aprender mucho más de la Luna. Por ejemplo, de sus polos, los cuales se cree que contienen toneladas de agua congelada que podría extraerse y purificarse “separar el oxígeno para respirar y el hidrógeno para lograr combustible para cohetes”.

También explicó que conforme se den más viajes al espacio, será cada vez más importante y necesario, tener la posibilidad de fabricar materiales y productos con recursos locales.

En el pasado, el programa sufrió recortes de presupuesto que impidieron más viajes para exploración lunar. El dinero en la actualidad sigue siendo una preocupación.

El mismo Donald Trump aseguró que solicitaría al Congreso incrementar el presupuesto de la NASA en $1.600 millones para permitir el éxito de esta iniciativa.

No obstante, su reciente comentario en Twitter generó desconfianza de lo que pueda pasar en los próximos años.

Pequeños pasos, gran objetivo

Si todo sale como está planificado, las misiones –tal como sucedió con el programa Apollo–, se irán concretando poco a poco.

Por ejemplo, para llegar a la Luna, ahora será necesario el Space Launch System (SLS); este es el cohete más grande que existe y que llevará la cápsula tripulada Orión.

Orión es una nave capaz de mantener y transportar misiones al espacio profundo.

El pasado 2 de julio, la NASA realizó una prueba del sistema de aborto del lanzamiento de la nave Orion y, según Bill Hill, administrador adjunto asociado para el Desarrollo de Sistemas de Exploración, en la sede de la NASA, en Washington, todo salió conforme lo esperado y el sistema “alejará a la tripulación si hay un problema con el cohete durante la primera parte del ascenso”.

Según Mark Kirasich, gerente del programa Orión, en el Centro Espacial Johnson, en Houston, el lanzamiento al espacio es una de las partes más peligrosas y difíciles de la misión, por lo que es preciso realizar pruebas de ese tipo.

Con el SLS y la nave Orión en las condiciones adecuadas, se iniciará el viaje a la Luna con una primera misión en el 2020: Artemisa 1, este será un viaje no tripulado alrededor de la Luna.

Luego vendrá Artemisa 2, una misión alrededor de la Luna con astronautas a bordo, en el 2022. Finalmente, Artemisa 3 colocará en el 2024 a los astronautas en la superficie de la Luna, entre ellos, a la primera mujer.

Asimismo, en el 2022 la NASA comenzará a entregar elementos para la estación que planean colocar en la órbita lunar, denominada Gateaway.

“La instalación permitirá bajar a la superficie del satélite con aterrizadores reutilizables, y en el futuro será punto intermedio para misiones más lejanas”, reportó la agencia de noticias española EFE.