400 pequeños científicos exhiben su ingenio en la UCR

Feria científica ayuda a aprender Lesco y exhibe motor autosustentable

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Un guante con 19 vibradores que ayudarían al usuario a aprender el Lenguaje de Señas Costarricense (Lesco) y una nueva propuesta para señalizar las calles del país, son algunas de las ideas que se exponen desde el miércoles en la Instalaciones Deportivas de la Universidad de Costa Rica (UCR).

La XXVII edición de la Feria Nacional de Ciencia y Tecnología sirve para que colegiales y escolares de todo el país muestren su ingenio en campos que van desde la nanotecnología hasta salud sexual.

Así, desde Guanacaste llegó un sensor de aparcamiento que avisaría al conductor si su vehículo tiene algún obstáculo atrás, y tres estudiantes cartaginesas presentaron un dispositivo que ayudaría en la higiene individual de las personas que sufren discapacidad motora.

En total, son 387 jóvenes de 178 centros educativos de todo el territorio nacional que llegaron a compartir 200 proyectos.

“Hemos tenido un mayor equilibro en diversidad en relación con otros años. Usualmente predomina biología y ciencias ambientales, pero este año hemos tenido mucho de ingeniería también”, festejó Jonathan Monge, director de la Feria. Los pasillos de los gimnasios de la UCR apoyan la tesis de Monge: lo mismo se encuentra una propuesta para desarrollar un microscopio casero que puede conectarse a una computadora por un puerto USB que un proyecto que analiza el efecto del vinagre en los huesos.

Pero la innovación de la Feria Científica aporta tanto en proceso como en intención. Es cierto que no existe tal cosa como ‘la ciencia ociosa’, pero los proyectos de estos jóvenes costarricenses no solo ofrecen ideas que aportan conocimiento científicos, también proponen.

Soluciones. Laura Rincón y Katherine Cárdenas no conocen a nadie que hable Lesco. A nadie. Aun así, estas dos estudiantes del Colegio Científico de Alajuela decidieron aportar una solución a una problemática real que vive la comunidad sordomuda en el país: aprender este idioma de señas.

Con códigos de vibraciones en cada dedo, la palma y la muñeca, el guante muestra a los usuarios cómo hacer cada letra del alfabeto.

A unos puestos de distancia, Paulo Díaz y José Porras, alumnos de undécimo año del Colegio Técnico Profesional de Santa Lucía, en Paraíso de Cartago, presentaban el Sistema de Señalización Inteligente de Carretera, un dispositivo que busca transformar los “ojos de gato” en fuentes de información para conductores y peatones.

Con una pequeña batería de litio que se carga con la luz solar, cada “ojo de gato” podría avisar con luces de colores si hay choques en la vía o si se avecina un semáforo en rojo. Incluso, con ayuda de contadores de vehículos, podrían servir para manejar un carril reversible.

En la onda de las energías renovables, Ángelo Mesén, Debyd Cruz y David Loría desarrollaron un motor electromagnético autosustentable, que funcionó de manera continua durante 26 horas, alimentado una por batería de 1,5 voltios.

Con una bobina de cobre esmaltado que rotaba por la influencia de un imán, los jóvenes del Colegio de Santa Ana crearon este pequeño motor autosustentable.