Adolescentes se lanzan al sexo sin pensar en evitar embarazos

Mujeres empiezan vida sexual a los 16; 44% usó condón en último encuentro

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“La verdad, mi pareja y yo no hemos hablado de anticoncepción. Él a veces se pone condón, a veces no. Simplemente pasa y... ya”.

Las palabras de esta joven de 16 años, vecina de Santo Domingo de Heredia, dejan ver la realidad de muchos jóvenes sexualmente activos en nuestro país: el comienzo de una vida sexual sin pensar en un posible embarazo.

Datos de la Encuesta Nacional de Salud Sexual y Reproductiva del 2010 y del Ministerio de Salud señalan que el 48% de las mujeres entre los 15 y los 19 años y el 61% de los hombres en estas edades ya han tenido sexo.

Ellas perdieron su virginidad en promedio a los 16 años, mientras que ellos tuvieron su primer encuentro sexual a los 15.

Sus compañeros sexuales son generalmente una pareja estable (52% de los hombres y 73% de las mujeres dicen haber perdido la virginidad con su novio o novia).

Sin embargo, solo el 44% de las mujeres y el 66% de los hombres dijeron haber utilizado el condón en su última relación sexual.

“La verdad, nunca hablamos de qué pasaría si somos papás, como que uno no lo ve en el horizonte”, reconoció a La Nación un muchacho de 17 años, vecino de San Pedro de Montes de Oca.

No obstante, cuando se analizan los datos de uso de anticonceptivos en general, se observa que el 75% de las mujeres adolescentes en una relación de pareja utilizan algún método, contra el 50% de las mujeres que no tienen pareja, pero que sí poseen una vida sexual activa.

En el caso de los hombres, el 56% de quienes están en una relación de pareja usan esos métodos, contra el 53% de quienes no tienen pareja estable.

Para los especialistas estas cifras siguen siendo preocupantes. Este es el rango de edad en el que, según la encuesta, se utilizan menos métodos anticonceptivos.

¿Qué consigo y dónde? La falta de acceso y la verguenza ponen trabas a la anticoncepción, y el desconocimiento también entra en el juego.

“Sé que existen las pastillas y los condones y sé para qué sirven, pero no sé cómo usarlos. Si usted me pone en una mano un condón y en la otra una caja de pastillas, no sabría qué hacer con eso. Solo sé que el condón se lo pone el hombre en el pene y que las pastillas se toman una vez al mes... creo”, manifestó una joven de 16 años, vecina de Heredia a La Nación, en un sondeo.

Los expertos indican que a esto debe unirse la presión social que muchos jóvenes sienten por parte de sus compañeros.

“Lamentablemente, todo el mundo que rodea a los jóvenes habla de sexo y exacerba el erotismo. A muchos les da verguenza o miedo preguntar”, explicó la ginecóloga especialista en embarazo adolescente Angélica Vargas.

“Hay jóvenes que sí tienen la información, pero se van a una fiesta, se toman tres o cuatro tragos y ya no saben cómo utilizar esa información para protegerse”, añadió.

Para Vargas, también existe cierto factor de poder entre una adolescente que tiene relaciones con un hombre mayor.

Según la encuesta, de las mujeres que tuvieron la primera relación entre los 15 y los 19 años, el 61% fue con una persona al menos cinco años mayor, mientras que en los hombres solo el 25,5% los tuvo con alguien cinco años mayor.

A esto debe unirse la falta de guía en el uso de anticonceptivos. Expertos de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) presumen que la mayoría de quienes usan estos lo hacen sin asesoramiento médico y a escondidas de los padres.

“Lo recomendable es que busquen un profesional que indique los anticonceptivos para su edad y estado de salud. No todos pueden usar lo mismo”, dijo Vargas.

La falta de dinero pone otro obstáculo para los muchachos.

Por ejemplo, un sondeo realizado por La Nación con adolescentes arrojó que la mayoría no sabe cómo conseguir pastillas anticonceptivas o no tiene el dinero para comprarlas, pues una caja de estas píldoras cuesta entre ¢6.500 y ¢14.000.

Entonces muchas recurren a las inyecciones. Sin embargo, no todas están indicadas para mujeres tan jóvenes. En ellas, las recomendables son las de una vez al mes, cuyo precio ronda los ¢5.000.

Sin embargo, Vargas considera que el problema principal sigue siendo la falta de educación.

“Debemos educar a la juventud. No es un tema solo de guías sexuales en los colegios, es de comunicación y educación que nace en el hogar y debe mantenerse con los años”, manifestó. Colaboró la periodista Daniela Cerdas

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