El mercado bursátil está estructurado de tal manera que el riesgo y la incertidumbre están presentes al momento de invertir. Sin embargo, hay momentos en los que estos factores predominan debido a situaciones adversas, principalmente en la economía. Las crisis económicas impactan directamente en los mercados de capitales, lo que puede afectar la confianza de los inversionistas y generar cambios significativos en el precio de los instrumentos financieros, o inclusive haya escasez de liquidez, por lo que se vuelve más difícil comprar o vender activos.
Un ejemplo de los cambios en el mercado que pueden provocar las crisis económicas es la vivida en años recientes debido a la pandemia, calificada como una de las recesiones más profundas de la historia. Durante el 2020, debido a las medidas implementadas por los gobiernos alrededor del mundo para contener el virus, sectores clave se paralizaron, se interrumpieron las cadenas de suministro, y los mercados financieros se encontraron en una situación vulnerable. Por ejemplo, hubo fuertes fluctuaciones en los principales índices bursátiles, como el Dow Jones y el S&P 500, donde se registraron caídas importantes durante este periodo de incertidumbre. Además, la reacción de los inversionistas fue buscar ganancias en el corto plazo, generando flujos masivos de ventas de sus activos.
Generalmente, ante este escenario, los inversionistas buscan refugiarse en instrumentos de corto plazo debido a la disminución de su confianza en el desempeño de los mercados. Tomar decisiones precipitadas respecto a sus activos puede llevarle a percibir pérdidas, por eso existen estrategias para protegerse; como la diversificación del portafolio, ya que de esta manera el riesgo se distribuye entre diferentes tipos de activos, reduciendo la exposición a pérdidas provocadas en un mismo tipo de instrumento o sector.
Sin embargo, una de las estrategias más valiosas en momentos de incertidumbre es la asesoría de un experto. Tener frente a uno a un profesional que ha vivido circunstancias similares en el pasado puede ser un activo valioso a la hora de buscar asesoría en la toma de decisiones cuando los mercados no funcionan normalmente. Sus experiencias pasadas pueden mitigar el temor que los inversionistas tienen en este tipo de situaciones. Escuchar de alguien que ya ha pasado por eso puede generar gran tranquilidad, y permitir que las cosas vuelvan a su curso normal puede ser el mejor consejo en este tipo de situaciones. Eso solo lo dan los años, la experiencia, la madurez y los eventos ya vividos, y puede marcar una enorme diferencia en el actuar de un inversionista temeroso.
El acceso a la información robusta y confiable es indispensable en momentos de crisis, y contar con un profesional con experiencia es garantía de tenerla a la mano. Ellos se encargan de investigar y analizar el contexto con datos confiables, siendo un filtro de la desinformación que pueda generar pánico. Además, tienen la capacidad de adaptarse a mercados cambiantes, gestionar la incertidumbre y evaluar qué estrategias fueron exitosas o fracasaron en el pasado, para ajustar la de sus clientes según evolucione el entorno.
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Los eventos adversos son momentos de grandes oportunidades, aquellos que hemos pasado por ellos somos capaces de identificar esas oportunidades valiosas, que pueden generar enormes retornos para los clientes si son capaces de interpretar adecuadamente los mensajes de un asesor experimentado. No nos quedemos solo en la angustia por las pérdidas potenciales en los portafolios, debemos ir más allá en el análisis de las oportunidades que sin duda se presentarán. La asesoría de un profesional de larga trayectoria puede ser un enorme activo para cualquier inversionista.