Zapping: Y así despedimos transmisión...

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Hugo Chávez ya no volverá a salir hablando en televisión.Y saberlo me genera sentimientos encontrados.

Yo soy de los millones que no quería al presidente venezolano. Pero esta columna no es de ideologías sino de televisión, e imaginarme a ese medio sin las apariciones del fallecido gobernante me deja más preguntas que respuestas.

Hugo Chávez reinventó la televisión política, sacándola de la modorra propia de las aburridas cadenas de televisión presidenciales para montar algo a su particular estilo, valiéndose de ese medio para proyectarse como un showman completo, un personaje que mezclaba algo de animador de concursos, mucho de actor, intentos de comediante y locuaz comentarista.

La autenticidad campechana que el comandante tanto se esforzó en mostrar ante las cámaras fue un personaje muy bien pensado, ideal para generar empatía entre la gente humilde y provocador para que hasta sus mayores detractores tuvieran que ver sus mensajes.

A golpe y porrazo, Chávez consolidó su programa Aló presidente como un imperdible, lo cual fue fácil tras alinear a las televisoras favorables a su gestión y perseguir a las que le llevaban la contraria. Así, su mensaje dominical a la nación se tornó en un extraño talk show , con él como único participante.

Dado a la improvisación, Hugo Chávez se podía mantener hablando por espacio de varias horas, recorriendo los temas más diversos y externando sus opiniones de lo propio y lo extraño. El Show de Chávez (que pudo ser un título más apropiado) se inspiró en los kilométricos discursos del camarada Fidel Castro. Sin embargo, Chávez implementó en su espacio técnicas de producción propias de la televisión de variedades.

La falta de guion, lejos de ser una limitante, se tornó en un gancho, pues no se sabía en cuál momento el mandatario saldría con un exabrupto o “espontánea” ocurrencia. Inolvidable el Aló presidente en que la emprendió contra George W. Bush y le endilgó al estadounidense el apodo de Mr. Danger, o bien cuando le dictó en vivo a un mando militar la orden de colocar de inmediato tropas en la frontera con Colombia.

Chávez siempre se supo un divo mediático y le sacó provecho a dicha condición tantas veces como quiso. En las pocas entrevistas que se permitió con medio extranjeros siempre controló la conversación y en muchas ocasiones le robó la conducción a los periodistas.

Hoy Chávez ya no está y con él es muy probable que se acabe su modelo televisivo, sin importar si la presidencia pasa a manos de algún heredero suyo o bien de la oposición (no veo, para nada, a hombres como Henrique Capriles o Nicolás Maduro hablándole a una cámara por cinco o seis horas seguidas).

Más allá de las opiniones personales que tengamos sobre el caudillo venezolano, sus políticas e ideas, es innegable que Hugo Chávez era un actor político que no pasaba inadvertido, uno al que era inevitable (por no decir irresistible) pararle la oreja.

Chávez le puso candela a la escena política del continente; su participación en las cumbres era esperada; la prensa siempre le apuntaba a él de primero; su discurso fue sinónimo de rating , y para él generar noticias era pan comido.

Con Hugo Chávez se va mucho del interés que buena parte de los latinoamericanos había vuelto a poner en la política, sin importar si se trataba de gente que lo amaba u odiaba. Chávez lo que quería era atención... y siempre la tuvo. 1