“Estoy actualmente en un lugar del planeta donde me siento cómodo, un lugar seguro, lejos de los países confabulados para hacer la vista gorda ante la explotación de nuestros océanos”.
Con esa declaración reapareció ayer el ecologista canadiense Paul Watson, fundador de la organización Sea Shepherd.
El capitán acusó a Japón de querer detenerlo para vengarse de su activismo contra la caza de ballenas, en sus primeras declaraciones públicas realizadas tras huir de Alemania donde está requerido.
Nuestro país entregó el lunes la solicitud de extradición, traducida al inglés y al alemán, al Ministerio Federal de Relaciones Exteriores de Alemania, el cual la trasladó a la Fiscalía y al Tribunal Estatal Superior, en Fráncfort.
El ambientalista dijo que se sentía traicionado por Alemania, donde cumplió 70 días de detención domiciliaria, y acusó al país europeo de haber negociado con los japoneses su extradición a Japón.
“Estoy muy decepcionado con el Gobierno alemán. Para mí es obvio que Alemania conspiró con Japón y Costa Rica para detenerme y ser entregado a las autoridades japonesas”, dijo Watson.
“Hemos confrontado a los balleneros japoneses durante ocho temporadas, los hemos humillado en el mar y, sobre todo, hemos frustrado sus operaciones destinadas a sacar provecho ilegal de la matanza de ballenas”, comentó Watson , antes de agregar: “No se trata de justicia, se trata de venganza”.
Watson prometió ayer seguir dificultando la caza de ballenas por parte de barcos japoneses, cuando llegue dentro de unos meses a los mares australes.