Vínculo con minería supera riesgos y dificultades

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En agosto, el obrero Marco Fonseca quedó atrapado por cinco horas en la mina Tres Hermanos en Abangares de Guanacaste.

Una piedra de unos 200 kilos se desprendió cuando estaba por salir del túnel, lo golpeó en la cabeza y bloqueó la entrada de acceso.

Cuando fue rescatado por la Cruz Roja, Fonseca presentaba golpes en su cabeza y cadera.

A pesar del incidente, el minero de 56 años de edad nunca pensó en abandonar el oficio al que se dedica desde hace ocho años.

Su padre fue quien le enseñó cómo extraer oro y Fonseca heredó los conocimientos a sus hijos que actualmente viven de la minería.

“De esto vivo, para mí no hay otro trabajo”, afirma mientras sostiene un saco lleno de piedras.

Los hermanos Benigno y Mínor Núñez también son mineros. Desde el 2002, ambos ingresan juntos en los túneles todas las mañanas.

“Esto es lo que nos gusta, a veces sacamos oro y nos va bien”, asegura el mayor, Benigno Núñez.

El oro que encuentran lo venden a comerciantes de la misma zona.

Por su parte, Olman Sibaja tiene apenas cinco meses de estar dedicado a la extracción del metal.

“Hay que buscar el pan de cada día y por eso a como uno puede salir con bastante material, otras veces puede salir con las manos vacías”, expresa este minero de 37 años.

Hace unos días Sibaja enfrentó su primera dificultad cuando se quedó sin luz dentro del túnel.

Antes de ingresar a las minas trabajó en el campo de la agricultura y en la construcción, pero ahora asegura que no cambia su oficio de minero por nada ni nadie.

“Creo que me quedo aquí por el resto de mi vida. A pesar de las condiciones, me gusta mucho”, relata.

Quienes se adentran en los túneles saben que la tarea es riesgosa.

Raspones en piernas y brazos, dolores de espalda y cataratas en los ojos son los padecimientos más comunes que padecen.