Videojuegos... ¿nuevo paradigma?

Con un adecuado acompañamiento de sus padres, los niños y adolescentes pueden ganar, más que perder, con los videojuegos.

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Cada vez que se menciona la palabra “videojuego”, algunos adultos encienden la señal de alerta e intentan salvaguardar a sus hijos de este tipo de tecnología, vinculado muchas veces con violencia, sedentarismo y aislamiento. Sin embargo, quizá haya razones para cambiar de paradigma.

Recientes investigaciones así lo sugieren, al determinar que los videojuegos –debidamente utilizados y siempre bajo la tutela de los padres de familia– pueden convertirse en útiles herramientas para desarrollar nuevas destrezas en niños y adolescentes.

Un estudio realizado por el Observatorio del Videojuego de la Universidad Europea de Madrid (UEM) señala, por ejemplo, que esta forma de entretenimiento fomenta el desarrollo de habilidades directivas; es decir, todas aquellas que se necesitan para mejorar la propia vida, así como las relaciones con los demás.

¡¿Cómo?!, podrían decir quienes ven a sus hijos, horas de horas, alejados del mundo real y sumergidos en universos virtuales.

La respuesta, según los investigadores de UEM, está en el hecho de que los videojuegos, créalo o no, amplían la sociabilidad de los individuos, pues gran cantidad de jóvenes disfrutan de compartir su ocio con compañeros y amigos.

El estudio también comprobó que estas tecnologías potencian el liderazgo y especialmente la capacidad de superación, ya que la mayoría de los juegos tienen como meta el avanzar por niveles y nunca quedarse estancados.

Marc Prensky, experto en educación del futuro y autor de libros dedicados al aprendizaje por medio de las nuevas tecnologías, es de la opinión de que los videojuegos y las computadoras están modificando poco a poco la estructura cerebral de sus usuarios más fieles.

“Quienes ahora tienen 30 ó 40 años y crecieron con los videojuegos, parece que son mejores médicos, sobre todo los que hacen cirugía laparoscópica; mejores músicos, mejores constructores de montañas rusas, mejores hombres de negocios y mejores empresarios. La razón es que los videojuegos les enseñan a las personas a asumir riesgos”, aseguró este especialista y conferencista internacional durante una entrevista realizada por el abogado y comunicador Eduard Punset en el programa Redes, de Televisión Española.

En ese mismo espacio, Prensky aseguró que los aficionados a videojuegos tienen más capacidad para generar respuestas rápidas en la resolución de problemas y además, poseen otras destrezas como mayor concentración, mejor visión periférica así como ubicación espacio-temporal. También, son personas con rápidos reflejos y una excelente memoria.

Y si hablamos de condición física, igualmente se ha comprobado que consolas como el Wii podrían ser la antítesis del sedentarismo. Investigadores de la Universidad John Moores en el Reino Unido, aseguran, por ejemplo, que el uso regular de este aparato ayuda a que un niño pierda hasta 12 kilogramos por año.

La profesora estadounidense Patricia Marks Greenfiel, en su libro El niño y los medios de comunicación, asegura que en la mayoría de los videojuegos modernos –mucho más completos que los pasatiempos convencionales– intervienen más elementos que la simple coordinación ojo-mano.

En ese sentido, la psicopedagoga y productora audiovisual costarricense Karina Picado, explica que las nuevas tecnologías, basadas en pantallas (llámense DS, Nintendo, Wii, videojuegos, televisión, computadoras') estimulan todos los canales de percepción del ser humano en cuestión de microsegundos: la vista, el oído, el tacto y los imaginarios del gusto y el olfato.

Lo negativo, según ella, es que ante esa veloz y casi imperceptible estimulación de las neuronas, las conductas, actitudes y pensamientos también pueden ser fácilmente modificados, condicionados y manipulados. Por eso, insiste Picado, el acompañamiento paterno sigue y seguirá siendo determinante para que esta nueva generación de “juguetes” sea realmente una herramienta de desarrollo, adecuada y efectiva.