Veinte años contra 40 años

“Los hombres andamos detrás de lo que andamos, y punto”

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“¿Me amas?” ‘¿Querés que sea sincero, o que te dé una frase de almanaque? La verdad es que hoy sí, mañana no sé”.“¿Y la eternidad?” “No puedo hablar de algo que no conozco”.

“¿Me quieres?” “Amar es dativo, querer es posesivo. No puedo jurar ni lo uno ni lo otro”. “¿Hay algo que me puedas jurar?” “Que te deseo como un loco, y que estaré dispuesto a decir cualquier cosa con tal de llevarte a la cama”.

“No sos muy romántico”. “Ningún hombre lo es: andamos detrás de lo que andamos, y punto”. “¿No sos capaz de algún lirismo?” “Puedo mentirte, si así lo preferís”.

“¿No te involucrás sentimentalmente?” “A veces sí, a veces no, pero dejo mis ‘puertas de emergencia’ y mis ‘paracaídas’, por si hay que evacuar de emergencia. Mantengo precauciones, medidas de rescate, reservas, cautela, negociaciones, pactos de no agresión y componendas para el amor extra-marital”. “Eso no es amor”. “Por supuesto que no: el hombre y la mujer solo se encuentran una vez en la vida. Lo demás son convenios de coexistencia”.

“¿Y la comprensión, y la solidaridad, y la compañía?” “Todo eso puede darlo la amistad. No hay por qué que hablar de amor”. “¿Hay algo en lo que creas?” “En la plenitud del momento. A decir verdad, en todo, salvo en los pretenciosos ‘para siempres’ que tanto le gustan a la criatura humana”.

“Es al amor al que debemos todo cuando existe en la vida: incluido vos mismo”. “No: es al deseo. El mundo desea copular, y generar progenie: ese es el origen de la vida”. “Me habían dicho que vos eras muy romántico”. “A veces lo soy, pero hoy, por ejemplo, no tengo ganas de serlo. Nadie puede ser Alfred de Musset las 24 horas del día”.

“Pero yo necesito un mínimo de estabilidad”. “Ningún ser humano es capaz de garantizártela”. “¿Cómo estás tan seguro?” “Porque lo propio del hombre es cambiar: por minuto, por hora, por días, por años: y el que se queda rezagado con los cambios del compañero está destinado a sufrir mucho”.

“Sos amargo”. “No: soy un estudioso de la naturaleza humana. ¿Algo más que querás saber?” “¿Has amado alguna vez?” “Sí, durante un tiempo: en el mundo de los humanos todo es ‘durante un tiempo’”. “¿Y la pasión?” “¡Ja! Eso es lo primero que pasa”. “¿Y no queda nada?” “En el mejor de los casos queda la luz, mas no el fuego”.

“Bueno, no más preguntas”. “Es que ya no hay más. Todo lo que importa te lo he dicho”.

“Te tengo lástima”. “Es lo propio del candor, sí. Hablemos en este café, a esta misma hora, de aquí a veinte años”.

“¿Es una promesa?” “Es una promesa”.