Una ruta energética

Hay que acabar con el proteccionismo que penaliza a los consumidores

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Es impresionante la falta de voluntad política en establecer una agenda nacional energética competitiva, sostenible y segura. Costa Rica gasta más de $2.500 millones al año en la importación de petróleo. Un petróleo cada vez es más caro, escaso y volátil. Actualmente, el petróleo significa el 67% de las necesidades energéticas de Costa Rica. Solo generamos el 21% de nuestra factura energética con fuentes renovables como el agua, geotermia, eólica y biomasa. Todavía no hemos hecho ningún plan piloto con energía solar a pesar de su gran potencial. Tampoco hemos desarrollado una política clara que estimule diseños ecológicos en casas, edificios y transporte.

En el campo eléctrico, una comisión especial legislativa ha tomado más de dos años en analizar varias propuestas como la “Contingencia Eléctrica” y la “Ley General de Electricidad”, sin resultados claros. Ante la falta de una autoridad reguladora que ordene el mercado y sus actores, el sector privado ha frenado la inversión. Mientras tanto, el ICE gasta más de US$ 175 millones al año en la importación de combustibles y continúa prácticamente monopolizando el mercado. Textos, mociones y presiones de los sindicatos y otros intereses han paralizado una verdadera agenda sostenible en la generación eléctrica.

Reservas en gas natural. Gracias a las exploraciones hechas por Pemex, Petro-Canada, Recope y el ICE, se identificaron, hace más de 20 años, posibles fuentes de petróleo y gas. Por estas investigaciones y otras posteriores, se puede afirmar que Costa Rica, tiene relevantes reservas del gas natural. Gas que es confiable, abundante, escalable, seguro y fácil de usar, si a estas exploraciones le añadimos que, gracias a una nueva tecnología, se ha descubierto un nuevo sistema de perforación horizontal que ha reducido y revolucionado los costos. Este nuevo gas se llama shale, que a diferencia del light gas, es más competitivo, abundante y económico. Las nuevas perforaciones de shale gas, están revolucionando las exploraciones tradicionales en EE. UU. El gas esta desplazando el carbón y el petróleo. El precio de gas es la quinta parte del petróleo. El gas natural basado en el metano es amigable con el ambiente, no es corrosivo, ni tóxico ni tiene sabor.

Con el gas, podríamos desarrollar la química fina y producir fertilizantes, plásticos, productos farmacéuticos y textiles. El usar gas en la generación de electricidad y otros usos domésticos y transporte, nos permitirá reducir la producción de CO2. La reducción de emisiones de CO2, está ligado en Costa Rica en un 85% al consumo de energía. Por lo que si usamos carros híbridos de gas natural en el transporte, pronto lograremos la meta de carbono neutral.

En resumen, hay que establecer incentivos al ahorro energético y crear conciencia en los consumidores del uso racional y eficiente de las energías renovables (solar, eólica, hídrica, biomasa y gas); crear un marco jurídico claro, para lograr la participación del sector privado en alianza con el público para aprovechar las nuevas tecnologías en la exploración y explotación del gas natural; usar gas en nuestro transporte y generación de electricidad; aprovechar la red de interconexión con Centroamérica y México; usar del ferrocarril para la carga y el transporte de pasajeros.

Por último, solo si explotamos inteligentemente nuestros recursos energéticos lograremos la seguridad de abastecimiento tan importante para nuestra competitividad. Hay que acabar con el proteccionismo que penaliza a los consumidores. La apertura del mercado es una manera de garantizar el abastecimiento y promover la inversión privada en un entorno competitivo y estable.

Comprometámonos con una hoja de ruta de la energía. Fomentemos la investigación e innovación con un plan de tecnología energética. Seamos claros con el programa de solidaridad con los que menos tienen, pero abramos nuevos espacios para un desarrollo sostenible y amigable con el medioambiente.