Un librepensador de alto vuelo comprometido con su patria

Politólogo y político; abogado y periodista, su visión marcó varias generaciones

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Rodolfo Cerdas Cruz, uno de los intelectuales de mayor influencia en el país, falleció ayer, a los 72 años, abatido por una larga enfermedad.

No fue fácil que Cerdas se postrara físicamente. Los genes que heredó de Jaime Cerdas y Olinda Cruz le impidieron caer en los primeros embates de un doloroso padecimiento.

Esto explica por qué, aun en sus últimos días, Cerdas seguía produciendo. Su columna Ojo Crítico, publicada los domingos por este diario, salió por última vez hace una semana.

Todavía a finales de agosto dictó la conferencia “Costa Rica, una identidad en juego”, durante un homenaje que le rindió el Consejo Universitario de la Universidad de Costa Rica (UCR).

Aquella fue su segunda casa: en la UCR se formó en Política y Derecho antes de salir hacia Inglaterra, Francia y Rusia a completar su educación. También en sus aulas modeló su pensamiento y formó a varias generaciones de politólogos y abogados.

Librepensador incansable. En aquella oportunidad, ante el Consejo, explotó uno de los temas que más le preocuparon siempre.

Según reproduce en su más reciente edición el Semanario Universidad, Cerdas advirtió: “Llegó el momento histórico para que los responsables políticos, económicos y jurídicos de la nación, sin dejar de ser testigos y beneficiarios de lo que se crea en el mundo entero, tengan el valor de pensar con su propia cabeza, para ajustarse mejor a las condiciones de ese mundo y de su país, pero a partir de las particularidades y realidades de este”.

Así, sin anestesia, sin rodeos, porque la pendejada no hacía juego con él. Mucho menos la hipocresía y la mediocridad, tratándose de los delicados asuntos nacionales.

De sangre socialista. Cerdas fue un reconocido intelectual y militante de la izquierda costarricense. Su papá, Jaime Cerdas, fue cofundador del Partido Comunista, y Rodolfo –el tercero de sus hijos–, siguió sus pasos.

A Cerdas, además, le tocó nacer en un año convulso (1939), con la Segunda Guerra Mundial zumbándole en los oídos, y en los albores de la Guerra Civil de 1948 en Costa Rica, cuando su padre jugaría un papel protagónico.

Estos momentos históricos lo marcaron para toda su vida, y explican, en mucho, su línea de pensamiento.

El sociólogo José Luis Vega Carballo lo conoció a finales de los años sesenta. “Rodolfo se había retirado del Partido Vanguardia Popular. Estábamos buscando una alternativa de izquierda, considerando que había comenzado el proceso de agotamiento de la socialdemocracia, representada por el Partido Liberación Nacional.

”Desde el punto de vista electoral, la opción no prosperó y la izquierda siguió en dificultades por sus divisiones internas”, recuerda el hoy catedrático de Sociología Política en la UCR.

Fue entonces cuando fundó la Juventud Socialista Costarricense, que pasaría a ser el Frente Popular, partido por el que ocupó una curul legislativa, entre 1978 y 1982.

Su discípulo en la escuela de Ciencias Políticas, Francisco Barahona Riera, hace una síntesis de Cerdas: “Era un hombre que amó profundamente a Costa Rica. Con su vida, contribuyó a ver al país críticamente, pero con un sentido de mejorar las raíces autóctonas y culturales de nuestro pueblo. Él murió muy preocupado por los efectos de la globalización y el debilitamiento de la cultura costarricense”.

A Rodolfo Cerdas le sobreviven su esposa, la periodista Marjorie Ross González; cuatro hijos (Jaime, Ligia, Luis Rodolfo y María del Mar), y cinco nietos. Su cuerpo será velado hoy, a las 11 a. m., en la Asamblea Legislativa. Descansará en el cementerio de Obreros.

Colaboraron Carlos Villalobos y Ronny Rojas.