Un sax toca las tablas

» Estreno: La condición humana en su estrato espiritual más degradado es lo que exhibe El saxofón , dirigida por Mariano González

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Una obra de la dramaturgia costarricense - El saxofón , de Miguel Rojas- dio pie a la más reciente propuesta de Mariano González como director. La pieza, que se estrena mañana en la noche en la remozada Vargas Calvo, es una comedia de humor negro en la que participan tres veteranos de la "vieja guardia": Vicky Montero, Alonso Venegas y Rodrigo Durán Bunster.

"Solo con la risa superás la tragedia y la miseria humana que tenés enfrente", acota el director.

Es la primera vez que el texto de Rojas, escrito en 1998, sube al escenario. González, quien se define como un abanderado de la dramaturgia costarricense, sostiene la importancia de mantener vigentes a los autores locales de teatro.

Vigente. "Me interesó la obra por la temática, que no es otra que la condición humana", afirma el director. "Los tres personajes protagónicos se han convertido en ratas humanas y en sus acciones sólo existe la traición, el odio, la codicia, y el excesivo amor por el dinero".

Según la propuesta del director, un cuarto personaje -el saxofón- es el que marca las situaciones dramáticas o cómicas de los personajes. Constituido en el "alma" de la comedia, su presencia fue encomendada -a través de la música- al compositor Lalo Rojas (hijo).

Aunque el texto precisa la ubicación geográfica y la época de los personajes, González optó por desligarlos de toda referencia espacio-temporal. Por el contrario, solo conservó su condición degradada, no solo material sino espiritual.

Los tres personajes -una casera, un alcohólico y un prestamista- conviven en una especie de submundo extremo: debajo de un tugurio, directamente en el subsuelo.

Aunque González enfatiza en que los tres se han convertido en seres despreciables, de todos modos afirma haber puesto "un poquito de amor en el personaje de ella".

"Creo que el ser humano siempre tiene salvación", concede.

Sin embargo, no es tanto lo que son sino lo que hacen lo que los convierte en esas "ratas de alcantarilla" que habla el director.

"Al final no importa tanto quiénes son ellos sino lo que llegan a ser por los acto que cometen", añade.

"Ningún personaje es malo ni bueno, sino que se va modificando de acuerdo a las circunstancias mismas de la vida. Al personaje del prestamista le importa más perder el dinero que perder la vida y vuelve incluso después de muerto a cobrar su venganza", adelanta.

Con esta pieza, la Vargas Calvo reinicia sus funciones vitales, tras una honda reconstrucción de sus instalaciones, recién finalizada tras unos 6 meses de labores.