Textilera Borkar despide a los 300 empleados de su planta en Poás

Proceso de cierre de firma se realizará en alrededor de un mes, dice propietario

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La textilera Borkar anunció la liquidación de los 300 empleados que le quedaban en su planta, en San Rafael de Poás, luego de estar en esa comunidad desde 1992.

La medida es otro eslabón más de la cadena de cierres de empresas de ese sector, golpeado por situaciones internas y externas que le restan competitividad frente a otros países, dijo el propietario de esa textilera, Michael Borg.

Añadió que la firma llegó a tener 1.100 plazas en su mejor momento, en una zona donde las opciones de empleo son escasas. Pero la competencia internacional y la caída en el valor del dólar golpearon no solo a Borkar, sino a la industria textil nacional, agregó el empresario.

Aceptó que está en proceso de cerrar la producción y de liquidación de los 300 empleados que mantenía en la planilla.

En vista de la caída en la producción textil, desde hace unos ocho años, los empleados de esa textilera tuvieron la primera iniciativa para crear una cooperativa, dijo Borg.

Hace como año y medio, agregó, se reanudó con más fuerza el interés y, en vista del cierre de la producción, ya se creó esa figura.

Hubert Vásquez, presidente de Coopetrajes del Poás R. L., detalló que inicialmente fabricarán las prendas (sacos y trajes) que le venderán a una empresa comercializadora creada por Borg.

Comentó que se trata de una cooperativa de autogestión que ya está establecida, inicialmente con 20 personas como socias.

La cooperativa realizará las labores en la actual planta de Borkar, cuyo edificio y equipo serán alquilados, según las negociaciones.

Salida. Borg y Vásquez, por separado, calificaron de una buena salida la creación de la cooperativa, pues incluso pueden pasar a ella todos los 300 empleados si lo desean.

Borkar se dejará en sus tareas administrativas a unas cuatro personas, según el dueño.

El reto de la cooperativa y de los exempleados es cumplir con la calidad, para mantener abierta la clientela y seguir vendiendo, detalló Borg. Aclaró que el proceso de formación de la cooperativa y la puesta en marcha de la producción es algo en lo que él ya no participa.

En tanto, Vásquez informó de que para ser socio de Coopetrajes del Poás R. L. se requiere un pago de ¢3.000 como inscripción, así como la compra de un bono de capitalización por ¢20.000. Esos pagos iniciales son usuales en cooperativas de autogestión, aclaró.

La nueva cooperativa decidió que los pagos de ingreso se pueden hacer en partes de 25% cada una y que para el primer pago se puede hacer con horas trabajo.

Además, los asociados decidieron que la primera semana de trabajo se done para poder tener un capital inicial en la empresa.

Borkar tenía muchos empleados de Grecia y Alajuela, entre otros lugares, además de su alta influencia en Poás, señaló Vásquez.

Por eso, consideró importante que se unan a la nueva iniciativa para no quedarse sin trabajo. Explicó que en un rebajo por cada prenda entregada se incluirá el alquiler del edificio y maquinaria.