Tejer sueños

Carlos Rubio

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nuriaisabelgarita@yahoo.com

¿Quién no ha pedido que le cuenten un cuento? ¿Quién no ha escuchado un relato de príncipes, piratas y barcos mágicos? En algún momento de la vida, todos hemos recibido esa invitación de por sí placentera. Por esto, siempre es interesante, cuando tenemos la posibilidad de encontrarnos con textos recientes de la literatura infantil, participar de su lectura, en especial si son de un autor costarricense. En este caso, nos referimos a la obra de Carlos Rubio El príncipe teje tapices, de la Editorial Costa Rica.

Si bien no comienza con el consabido “había una vez”, este libro es una obra atemporal, en la que vemos la intertextualidad que provoca su lectura, que nos comprueba el conocimiento del autor sobre la narrativa universal.

Carlos Rubio nos cuenta de las historias construidas por un príncipe, y de las palabras maravillosas que se crean con los tejidos representativos de un pueblo: la tristeza del príncipe que solo encuentra la felicidad por medio de la obra que teje; una princesa que no sabe sonreír y el pirata que la salva de esa agonía, y un barco cargado de libros que traspasan los tiempos y los mares. Temas como la masculinidad, la fuerza de la palabra y la igualdad están presentes en la obra de Rubio.

En este cuentario, el príncipe teje las historias El largo viaje de la Princesa sin Risa y el Menor de los Piratas , que, con una estructura que nos recuerda a Gustavo A. Bécquer, nos cuenta la historia de una princesa que no podía sonreír, y quien, para lograr hacerlo, debió pasar por diferentes escenarios que la hicieron sensibilizarse y le permitieron ver lo que hay más allá de un castillo rodeado de murallas, un mundo maravilloso y diverso, que le da la esperanza de vivir mejor.

Otro cuento nos habla de un pueblo situado a orillas del mar, visitado por una mujer cuya grandeza se encierra en el hecho de compartir la palabra, la alegría por la lectura y el conocimiento que de ahí se desprende.

Atendiendo a la temática actual que se presenta en los textos literarios, aparece el tema de la masculinidad, representado en el propio relato del Príncipe que teje tapices (es decir, su historia y sus palabras), y el cuento El grandioso pleito de Ronco Rompenarices y Máximo Puñoduro . Rompamos con los estereotipos que están matando a nuestra sociedad: así son los temas de esta obra.

La literatura, en especial aquella que se dirige a niños y niñas, se respeta a sí misma; como se sabe, ha de tener calidad, entretener, mantener y divertir al lector; ampliar la experiencia de vida del niño, del joven y de los padres.

La literatura que actualmente leen los niños y las niñas establece una comunicación con ellos porque sus personalidades se vuelven críticas, capaces de resolver problemas, de buscar soluciones para no seguir repitiendo normas de conductas ancestrales o fundamentalistas; se vuelven agentes de cambio. De ahí se deriva que prefieran leer libros que van más allá de mera entretención. Un buen ejemplo es esta obra, donde el héroe o la heroína rompen con los estereotipos de sociedades deshumanizantes.

Por otro lado, es importante considerar que, en el cuento, en especial el cuento infantil moderno, la ilustración también tiene su historia. La ilustración no debe limitar, mas sí prolongar las posibilidades de la imaginación. Debe enseñar a ver. El siglo XXI se mueve en una cultura visual, y las ilustraciones pueden reforzar el texto escrito y cumplen también la función de transmitir universos simbólicos.

La relación narrativa que existe entre lo escrito y las ilustraciones, es un hecho importante en la sociedad occidental actual, debido al aumento de las técnicas iconográficas. Cuento escrito e ilustración hacen una sola obra, aunque entre ambas existen claras diferencias.

En El príncipe teje tapices , la ilustración no sirve para aclarar un discurso escrito, sino más bien tiene como función provocar curiosidad; es enigmática, otro texto en sí misma porque complementa y enriquece la narración; más importante aún, sorprende a los lectores.

De la unión de estos dos artistas, Vicky Ramos y Carlos Rubio, no podíamos esperar nada menos. Han logrado conjuntarse en varias oportunidades y brindarnos su arte. Es así que la obra se vuelve llamativa, facilita la comprensión, enriquece y, a la vez, provoca la fantasía y la sensibilidad estética.