Taxistas arman su partido para ir por los recovecos del Congreso

Agrupación busca incluir a camioneros, autobuseros y hasta mensajeros en moto

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Gilberth Ureña llega a la soda de taxistas en Tibás, San José, y pide el jugo de zanahoria de siempre, igual que otros colegas que se saludan en la barra con el lenguaje propio: “¿qué, mae, todo x2 (bien)?”.

Se ven y se identifican de una vez. La mayoría se conoce de nombre, otros de cara y otros no se conocen, pero de inmediato identifican su condición de iguales.

Comparten las mañas, las rutas, los problemas y las experiencias que depara las calles, donde circulan casi 13.500 de esos carros rojos que por años y años han acarreado votantes en las elecciones.

“Acarreaban”, aclara Ureña, presidente del Partido recién formado que pretende acarrear votos para sus propios molinos. El Partido de los Transportistas solo espera que el Tribunal Supremo de Elecciones (TSE) le dé el “x2” para participar en la próxima campaña política y colocar su propio diputado en la provincia de San José.

“Ya nos invitaron a capacitación. Eso indica que vamos bien”, dice Ureña, un exmilitante del Frente Amplio y del Partido Humanista (Montes de Oca) que, sobre todo, ha dedicado su gestión política a defender los intereses de los taxistas formales. Los rojos.

Es presidente del Foro Nacional de Taxistas y de la nueva agrupación política, y probable candidato a diputado, como cuenta a media voz , en medio de sus colegas.

Lo que sí relata orgulloso es el proceso veloz mediante el cual recogieron más de 1.000 firmas e hicieron 20 asambleas cantonales y la asamblea provincial. En un mes y medio completaron los requisitos para solicitar a tiempo la inscripción ante el TSE: el único partido gremial que se recuerda.

Ha habido partidos proancianos, prodiscapacitados, feministas, evangélicos y ecológicos. También ideas de agrupaciones prohomosexuales. Además, están los agrícolas, referidos a un sector productivo pero con características más sociales.

Un recuento en el historial del TSE revela que este nuevo partido representa un caso particular. Está inscrito en función de los intereses de una población en torno a un área de negocios: el de los transportes, que involucra a 70.000 personas en todo el país, según Ureña.

“Porque este es el Partido de los Transportistas, no solo de los taxistas. Somos un sector amplio y diverso, pero tenemos en común eso: los partidos nos han usado en las campañas y después tenemos que ir a rogar para que un diputado nos atienda, para que interceda por nosotros”.

El grueso son taxistas, pero también hay representantes de autobuseros, traileros y hasta del gremio de los motociclistas (sobre todo mensajeros), que resultó noticioso a finales del 2012 por sus protestas contra el marchamo.

El presidente de la agrupación es taxista, la vicepresidenta trabaja en Coopetaxi, el secretario general también viene del gremio y la tesorera es Marjorie Lizano, dirigente de camioneros que destacó en las protestas del 2004 contra Riteve.

“No queremos volver a tener que andar mendigando la ayuda de un diputado para que nos mande un asesor y dejar que nuestras necesidades se alarguen por años”, dice Ureña en clara alusión a la competencia contra las modalidades de taxis informales que han crecido en los últimos 15 años.

“En los gobiernos de Abel Pacheco y de Óscar Arias ellos ganaron espacio. La prioridad con este último fue el TLC y el Gobierno no quería perder los votos del Movimiento Libertario, que ha sido el padrino político (de los informales)”, recuerda Ureña en su oficina, encima de un taller para taxis.

Ya tienen posiciones esperables: las multas de la ley de tránsito son “excesivas” y Riteve debe irse del país cuando cumpla el contrato, en el 2022. De momento, debe flexibilizar la revisión, dice Ureña.

Quizá el resto de taxistas de la sodita lo apoyen. Para ellos está pensada una bandera blanca con una “t” gigante montada sobre una llanta. Esa es la bandera.