¿Son los piercings adornos o amenazas?

Cada día, más jóvenes se perforan la piel, sin percatarse de los daños que pueden ocasionar a su salud si no se cumplen una serie de requisitos.

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Orejas, labios, nariz, cejas, lengua, nuca, ombligo e incluso órganos genitales, son hoy potenciales superficies dónde realizarse una perforación para colocar luego algún tipo de adorno corporal.

Pasan los años y no parece acabarse el masivo deseo de los jóvenes por colocarse piercings o adornos que agujerean diferentes partes de su cuerpo. Mas el hecho de que esta práctica esté de moda no debería escandalizar porque, la verdad, existe desde hace más de 60.000 años.

En muchas sociedades de la antigüedad, el perforarse partes del cuerpo para introducirles vistosos adornos era una costumbre mediante la cual se indicaba pertenencia a una tribu o se demostraba virilidad, en el caso de los varones.

Hoy los motivos son muy diferentes: adolescentes y adultos jóvenes los utilizan más como joyas decorativas, y lo hacen para seguir una moda, para sentirse parte de un grupo o, inclusive, para identificarse con sus cantantes y artistas preferidos.

Si bien está claro que cada quien es libre de hacerse el piercing que quiera, los dermátologos insisten en que puede haber grandes diferencias dependiendo del establecimiento donde se realice el procedimiento. Si el sitio no cuenta con condiciones sanitarias adecuadas, se eleva muchísimo la posibilidad de infecciones severas.

El especialista en dermatología Carlos Bravo enlistó los riesgos de ponerse un piercing. Las complicaciones tempranas incluyen infecciones, hematomas y alergias en la piel provocadas por las piezas metálicas, especialmente por el níquel.

“Otras amenazas a las que se exponen los jóvenes son la irritación, la comezón, el dolor, las hemorragias prolongadas y ciertas lesiones de nervios”, detalló.

Las deformaciones físicas figuran entre las complicaciones que pueden aparecer en el mediano plazo.

Sin embargo, lo que más preocupa a los especialistas son las complicaciones tardías. Con estas se refieren a afecciones infecto-contagiosas no inmediatas, como la hepatitis B o C, la tuberculosis, y hasta el virus del sida.

El doctor Bravo explicó que estas últimas son las más peligrosas y las que merecen mayor atención pues, por lo general, tienen un período de incubación que dura de seis meses a un año luego de haber estado expuesto a la fuente de contagio.

Otras complicaciones son las cicatrices, como los llamados queloides, que son lesiones exageradas en la piel, de aspecto voluminoso. A veces, estas pueden confundirse con un tumor. La causa de tales lesiones no es una sola, pero es común que se produzcan en personas con una predisposición genética o cuando la herida del piercing se ha complicado debido a una infección.

Los queloides se presentan con más frecuencia entre gente de raza negra.

El médico aconseja a quienes desean realizarse una perforación, consultar primero a un dermatólogo, así como visitar varios centros antes de decidirse por uno. En todos los casos, es indispensable cerciorarse de que usen agujas nuevas y desechables (y estériles, obviamente), y que la persona que hace el procedimiento tenga la debida capacitación y, ojalá, experiencia.

“Igualmente, es recomendable buscar consejo profesional para decidir en qué parte del cuerpo hacerse el agujero, y utilizar piercings hechos de materiales como titanio, oro o platino”, concluye Bravo.