Señalar lo positivo

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En un libro sobre principios de psicología positiva ( The happiness advantage ), Shawn Achor dice que la felicidad no es consecuencia del buen desempeño o de los logros, sino que la relación es la inversa: siendo más felices seremos más eficaces.

De eso se puede deducir que, si nos propusiéramos aumentar el nivel de felicidad de los miembros de un grupo de trabajo, contribuiríamos a que el grupo produjese mejores resultados.

Creo que es general la reacción agradable cuando se nos reconoce algo positivo, lo mismo que la reacción desagradable cuando se nos señala un error o una deficiencia.

Eso es muy importante porque, desde la escuela, la actividad educativa más intensa consiste en el señalamiento de lo que no hacemos bien.

Entonces, Achor propone la buena práctica de que en toda reunión de grupo se hable sobre un rasgo personal que contribuya a mejorar el rendimiento o el confort .

Se trata, por ejemplo, del compañero que está dispuesto a emplear tiempo en explicar con detenimiento a otro algo que no entiende, o de la persona que siempre se toma los retos con buen humor, o de quien tiene la capacidad de aquietar al grupo cuando un hecho adverso crispa los ánimos.

Hasta aquí, lo que obtiene esa práctica es recordar elementos convenientes al trabajo eficaz en grupo.

Sin embargo, Shawn Achor va más allá pues recomienda que, una vez que se ha hablado en abstracto de ese rasgo, una persona del grupo tome de ejemplo a un compañero para reconocerle que él o ella encarnan ese buen rasgo.

Así se logra bajar el rasgo positivo de lo abstracto a lo concreto, se llama la atención sobre el comportamiento del compañero ejemplar y se hace un homenaje a esa persona.

De esa manera se lo reconoce, se lo refuerza a mantener su comportamiento y se lo publicita como recurso positivo del grupo.

Así, el grupo sabrá a quién recurrir con sus necesidades de apoyo, y así se irá abandonando el hábito de mirar solamente lo negativo.