Seguimiento y personal son las fallas de proyectos

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Adolfo Rodríguez, presidente de Fundavínculo –asociación que administra Faro– considera que proyectos de esta clase tienen dos fallas.

Por un lado, la falta de seguimiento una vez que concluyen los programas, lo cual impide valorar cuánto cala el trabajo realizado en la vida de los muchachos.

Por otro, la carencia de personal, es decir, se necesitan expertos que garanticen un apoyo fuera de los talleres de trabajo.

El programa Faro finalizará en noviembre de este año, y por el momento su continuidad no está asegurada, afirmó el representante de la asociación.

Entre junio y diciembre del 2011, la organización recibió ¢89 millones del IMAS para la subvención del proyecto.

De este monto, se pagaron los salarios de los promotores, los pasajes de autobús de los estudiantes y los materiales necesarios en cursos de capacitación.

La fase piloto del programa finalizó en marzo de este año.

“Un estudio determinará si se institucionaliza la metodología de Faro”, sostuvo Fernando Marín, ministro de Bienestar Social y presidente del IMAS.

Solo otro proyecto más, financiado por la institución, está dirigido a la juventud en riesgo. Se trata de Prevención del Abandono Escolar, que beneficia a 3.100 jóvenes de seis colegios.