El rey Juan Carlos de España cumple el sábado 75 años en un ambiente nacional muy convulso, y en su casa las cosas no están a flor de primavera.
Los medios de prensa locales no esperan (grandes) celebraciones por parte de la Casa Real: el país no está para saber que sus dineros se destinan a festines y bombos y platillos cuando la cuarta parte de la población en edad para trabajar no tiene empleo.
El propio monarca ibérico ha pedido a sus ciudadanos unir esfuerzos en aras de sacar a la nación del atolladero económico y social en el que se encuentra y que, por ahora, no se vislumbra una solución expedita a los problemas financieros del país del buen vino y las tonadilleras.
Los 75 años de Juan Carlos Alfonso Víctor María de Borbón y Borbón-Dos Sicilias (nombre completo del Rey) llegan luego de que los meses previos fueron especialmente movidos para él: en abril pasado trascendió que el monarca español fue operado de la cadera derecha luego de una caída en un viaje de caza de elefantes en Botsuana, África.
Esto generó un malestar generalizado al punto que el Rey, públicamente, se disculpó y prometió no volver a realizar dichas prácticas.
El 20 de noviembre se conoce que el duque de Palma, Iñaki Urdangarin, yerno del monarca (su hija la infanta Cristina está casada con el otrora jugador de baloncesto), tendría que pagar poco más de $10 millones para cubrir posibles responsabilidades civiles derivadas de las condenas que le podrían imponer por un caso de corrupción en el que está implicado.
Y su otra hija, la infanta Elena, “habría” tomado la decisión de no aparecer en actos protocolarios sentada junto con los restantes miembros de la familia, quizá en solidaridad con su hermana Cristina, a quien los escándalos de su marido la mantienen alejada del ojo público.
Urdangarin, por su parte, ha dicho en reiteradas ocasiones que buena parte de su desgracia es culpa de la princesa Letizia, esposa de Enrique de Borbón y Grecia, solo por el simple hecho de ser periodista.