‘¿Quiere que le selle el pasaporte? Deme $20’

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Después de mil y un trámites para cruzar con los camiones la aduana entre Estados Unidos y México, el chofer que nos traía hizo fila como cualquiera en las oficinas de Migración mexicana.

José Antonio Herrera llevaba siete horas de carreras, ventanillas, sellos, revisiones y este era el último paso para poder ir tranquilo a reservar la habitación donde pasaría la noche para al día siguiente salir temprano rumbo al sur.

Pero topó, cara a cara, con la corrupción. El oficial migratorio le pidió $20 si quería que le imprimiera en el pasaporte el sello de entrada.

¿Y por qué? Le preguntó Herrera ese lunes a las 2:30 p. m., ya cansado de tanto trámite.

–Usted tiene su pasaporte vencido, mi amigo.

–Sí, pero lo tengo revalidado.

– ¿Revalidado?

– Sí, en Costa Rica, cuando a uno se le vence le pueden poner un sello de revalidación para poder usar el pasaporte dos años más. Es legal.

–¿Ah, sí? Pues búsqueme ese sello en el pasaporte.

Herrera lo buscó y se lo mostró. El funcionario le dijo que la máquina no lo registraba, pero que le diera $20 y todo se podía arreglar.

Herrera le ofreció $2 y el agente se le rió en la cara. Le pidió hacer la fila para pagar los 294 pesos ($24) oficiales de tasa para ingresar y después volver para arreglar el asunto.

Me acerqué al funcionario y me preguntó si “ese lloroncito” (Herrera) era mi hermano. “Si sigue así de malcriadito no lo voy a poder dejar entrar”.

La fila era solo de seis personas, pero tardamos una hora en pagar la tasa. Herrera volvió después a la ventanilla del funcionario y, tras discutir unos minutos más, acabó poniendo un billete de $10 en el pasaporte. Entonces sí, colocó el sello sin problemas. Otros agentes observaron sin inmutarse.