Primavera entre ventanas

Galería Nacional Ana Rita Rosales Ovares expone acrílicos y monotipias donde respira la naturaleza

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“Ya florecen los porós: empiezan a verse”, dice Ana Rita Rosales Ovares cuando el verano ha dado la vuelta al mundo y retorna a Puntarenas. Todos los veranos son nuevos y estrenan los rojos y los verdes para que los artistas pinten los colores del calor y de la playa. Ana Rita está allí, observa a través de puertas y ventanas y retrata imaginariamente a la naturaleza.

De esa aventura quieta de mirar han surgido 21 pinturas al acrílico y con monotipias, de varios formatos, que Rosales expone en la Galería Nacional hasta fines de este mes bajo el título de Mirando por la ventana. El nombre viene como pintado a los cuadros pues la artista observa los paisajes precisamente a través de las ventanas de su casa y de su auto, que la conduce de Puntarenas a San José volando entre cascadas de tonos verdes.

El acrílico Marzo en ruta es la biografía fugaz de los colores que Ana Rita percibe en aquellos viajes por la ruta 27. Los verdes de los árboles se barajan con los ocres matizados de los paredones que sitian las carretera. Breves plantas se escapan por entre las rendijas del cemento vertical como en una resurrección de la naturaleza.

Rosales estudió diseño publicitario en la Escuela de Bellas Artes de la Universidad de Costa Rica, donde llevó cursos de pintura. Luego fue alumna en el Silvermine Art Center (Connecticut, Estados Unidos). A su retorno a Costa Rica, hace 14 años, se instaló en Puntarenas, donde volvió a pintar después de mucho tiempo.

Ana Rita comenzó su vida en el arte haciendo dibujo publicitario e ilustraciones para libros infantiles, y algo de esta última labor de ingenuidad se trasunta en dos cuadros: Disfrutando primavera y Encontré la primavera buscando peces en el mar . “He tratado de plasmar un realismo mágico desde que comencé con la ilustración”, afirma.

“Me gusta el impresionismo: su color, la vibración de su textura. Me encantan Monet, Van Gogh, Klimt. Entre los costarricenses, mi mentor fue Guillermo Porras: él me enseñó el uso de la pintura acrílica”, añade Rosales. En los cuadros también usa la monotipia, que aprendió de la artista Marcia Salas.

Intenso cromatismo. Ana Rita señala que la invasión del paisaje que sintió en Puntarenas se sumó a su inicial afán por el dibujo . “Donde vivo se percibe bien la transformación de las estaciones. Así, empecé con árboles por sus cambios de colores”, detalla.

Junto con los árboles, en sus obras viajan peces y bicicletas irradiando color y magia.

Peces también nadan en otros paisajes –ya no de Puntarenas–, como los representados en En el mundo de ella , sugerido por un viaje que Rosales hizo a Massachussetts (Estados Unidos), donde también la aguardaron ventanas deseosas de hablarle de lo que habían visto.

Encontré la primavera buscando peces en el mar es un acrílico de título autobiográfico, de su estancia en la costa de Massachussetts: en este cuadro se ensancha un árbol poderoso y reluciente.

Disfrutando primavera brinda un cerezo que anuncia, con su fiesta cromática, la variedad de tonos que la vegetación se pone cuando el aire del invierno ya se aleja.

“El azul representa el frío del invierno en los bosques”, dice la artista. El fondo es de tonos tierra, pero ya se ven puntos: hojas adelantadas por la primavera. “El color magenta de la flores del cerezo es fabuloso”, agrega Rosales.

Vista al este y Mirando al sur son cuadros que presentan también el motivo de las ventanas, esta vez en alusión a lo que se ve a través de las ventanas de los barcos.

Se abrirán otras puertas es un díptico de gran formato vertical que precisamente imita dos puertas. En sus vidrios imaginados, una lluvia imaginaria ha dibujado insinuaciones de ramas, frutos, conchas de mar, quizá aves...: todo, miniado con delicadeza.

Mirando por la ventana roja es un solo cuadro, intenso, que representa también una puerta y unas ventanas, y detrás se intuye la vegetación. “Aunque el ser humano implante edificios, la naturaleza se resiste, quiere estar con nosotros”, manifiesta Rosales. El acrílico La naturaleza sigue su curso incide en la misma convicción ecologista.

Monotipias singulares. Algunas de las obras surgieron de la participación de Rosales en la convocatoria Costa Rica, puente verde, que el pintor costarricense Carlos Poveda presentó a la Asociación de Artistas Visuales Costarricenses.

Rosales no hace apuntes ni dibuja previamente la composición de un cuadro. “Me gusta empezar con el pincel”, indica.

Algunas obras presentan trazos “en negativo”. Ana Rita extiende una capa de pintura amarilla; sobre esta, una capa gruesa de un color verde obscuro; luego, con la punta de un pincel dibuja hojas y sus nervaduras, que recuperan el amarillo: nacen así hojas de palmeras enseñoreadas sobre el cielo.

Colores reflejados en mi ventana se compone de cuatro piezas surgidas de monotipias: son vidrios que conservan la pintura que Rosales extendió sobre ellos antes de presionar una tela encima de los vidrios. En vez de exhibir la tela así impresa (lo habitual), ella expone los vidrios usados como bases.

La artista ha expuesto antes pinturas con motivos de peces y bicicletas en la Galería Vida Plena (San José) y en otra de Miami, y figuras de gallinas y gallos en la Galería de la Mutual Alajuela.

Ana Rita tiene previsto exhibir nuevas pinturas a fines de este año en la Galería López Escarré, del Teatro Nacional. Entre tanto, la artista trabaja ahora en motivos de árboles: en los porós y otros recitales del color.

La Galería Nacional (en el Museo de los Niños) se abre de lunes a viernes de 8 a. m. a 4:30 p. m.; sábados y domingos, de 9:30 a. m. a 5 p. m. La entrada es gratuita. Teléfono: 2258-4929.