Prestamistas lo sacan de apuro económico, pero cobran caro

Entregar el dinero de forma inmediata justifica altas tasas, dicen empresas

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

“Aquí llegan personas que están en la lista negra de los bancos porque tienen muchos créditos, fueron fiador de alguien o están a punto de ser enviados a cobro judicial. Los intereses pueden ser del doble de un banco, pero podemos darle el dinero a las personas en tres días y no meses”, explicó Johnny Madrigal, de la empresa Red de Tierras, que realiza créditos hipotecarios en el país.

Él está en el negocio de prestar dinero desde hace 35 años. Sin embargo, reconoce que ahora hay muchos que se dedican a esta actividad pero cobran tasas de interés de hasta un 5% al mes (60% anual), mientras que en su empresa van de un 2% a 3% mensual.

Los prestamistas realizan un negocio que saca a muchos costarricenses de apuros económicos. Sin embargo, tiene un alto precio para los personas porque pueden llegar a pagar hasta un 48% más al final de un crédito, en comparación con una entidad financiera supervisada, según un cálculo hecho por La Nación con base en consultas realizadas a este tipo de empresas.

Clientes. No existe un perfil determinado de clientela para los prestamistas. Atienden de todo tipo de personas y con diferentes necesidades de recursos.

Hay individuos que necesitan ¢400.000 para pagar una deuda o para realizar arreglos en una vivienda. Y hay otros que requieren $50.000 (¢25 millones) para poder salvar su empresa de un cobro bancario o para invertirlo en la expansión de un negocio.

La Nación llamó esta semana a un total de 15 prestamistas que publican anuncios en periódicos y se identificaron varios perfiles de este tipo de compañías.

Hay algunas que dirigen su oferta crediticia a personas de ingresos medios y bajos que requieren sumas desde los ¢200.000 hasta ¢1.000.000. El interesado solo necesitará un fiador para el caso del segundo monto.

Asimismo, los prestamistas con este perfil desarrollan su actividad en el Área Metropolitana y en las principales ciudades fuera del Valle Central.

En el negocio también hay compañías que tienen un perfil más especializado y la capacidad de dar sumas más altas de dinero, principalmente para temas hipotecarios, pero el cliente debe de contar con garantías.

“Los créditos hipotecarios pueden ser hasta por 10 años y la persona puede cancelarlo cuando lo desee. El monto del dinero que se dé a la persona dependerá de su respaldo. Hay quienes usan el dinero para muchas cosas, desde viajar, estudiar, hasta ampliar un negocio”, dijo Ana Patricia Niño, administradora de Créditos Morazán.

Requisitos. Las condiciones en que se presta el dinero varía con mucha facilidad, de una empresa prestamista a otra. Los créditos dirigidos a las personas de clases medias y bajas son los que poseen requisitos menos rigurosos, pues solo es necesario ser mayor de edad, tener un mínimo de seis meses de trabajo y el salario mínimo de ¢250.000. Con ese perfil, el interesado puede llevarse hasta ¢400.000 en pocos minutos, y pagar una cuota de ¢35.000 hasta por un año.

“Ahora hay muchos atracadores y sinverguenzas que prestan para quedarse con las propiedades de las personas. A nosotros no nos interesa dejarnos la tierra de nadie, lo que quieren mis inversionistas es vivir tranquilos de las rentas”, recalcó Johnny Madrigal, para desligarse de otras compañías que denominó “garroteras”. Colaboró El periodista Esteban Ramírez