Por un mundo con más saber y menos tener

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“No soy ni optimista ni pesimista sobre el futuro del planeta; lo que debemos es ser persistentes”, sentenció ayer la exministra del Medio Ambiente de Brasil, Marina Silva, en el II Foro de Sostenibilidad y Felicidad, celebrado en San José.

Durante una hora exacta, esta mujer, reconocida por su lucha para la protección de la Amazonía, hizo un repaso sobre los fundamentos de los retos ambientales que vive el planeta y cómo se podrían solucionar.

Según Silva, la gran crisis que vive hoy el mundo es, en realidad, la unión de una serie de crisis relativamente menores en los ámbitos económico, social, político y, sobre todo, de valores.

“Esta crisis no la va a solventar un ‘salvador’, sino que debe haber un esfuerzo de toda la civilización”, aseguró.

Para esta mujer, el problema del sistema actual es que impulsa el hacer y el tener, y no el ser.

“Los romanos querían ser fuertes, los griegos querían ser sabios, en la Europa medieval se quería ser santo, pero, con el mercantilismo, se cambió el ser por el hacer”, ejemplificó antes de señalar que desde la llegada del mercantilismo se generó la dinámica de consumo en que vivimos.

Aunque para la experta el consumo es algo normal, en la civilización actual existen patrones de consumo insostenibles: si todas las personas del mundo consumieran de la misma forma que lo hacen los habitantes de Estados Unidos, Europa y Japón, entonces se necesitarían cinco planetas como la Tierra para satisfacer esas necesidades.

Por eso, para Silva, el desarrollo sostenible, más que una manera distinta de producir bienes, significa una manera de ser.

Enfocando los problemas ambientales desde un punto de vista más pragmático, la excandidata a la presidencia de Brasil dijo que el desafío de los países desarrollados es buscar un equilibrio entre el consumo y la protección de los recursos naturales, lo cual considera que implicará la reducción de la huella ecológica y el consumismo.

Mientras, para los países en desarrollo el reto es aumentar la calidad de vida de los ciudadanos sin seguir el mismo camino que siguieron los países ya desarrollados, lo cual implica nuevas economías bajas en carbono.

“No tenemos ningún ejemplo de esto; no tenemos una economía sustentable que ya nos sirva de ejemplo por seguir, pero todos los países estamos en la carrera, en el reto de unir la economía con la ecología”, comentó, pero recomendó a los países tener un gran proyecto estrella al cual apostar y tratar de desarrollar.

“Nuestra ambición debe estar más en conocer y menos en tener. Eso es lo que soporta el planeta”, concluyó la visitante.