Perversidad

El reverendo Pat Robertson, enfermode intolerancia

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El reverendo Pat Robertson, vedette mediática de una cadena evangélica de televisión de los Estados Unidos, ha dictado sentencia: el terremoto de Haití fue un “castigo divino” motivado por “la impía tradición vuduística de la población”. Más que merecida devastación –sostiene el santo varón–. El mismo “pastor” había diagnosticado, años atrás, que el sida era la forma que Dios tenía de reprender la homosexualidad en la Tierra. El dolor es siempre merecido, el sufrimiento es siempre expiación por algo. El enfermo es, por principio, un culpable que no se sabe tal.

Lo que el reverendo no dice es que las casas farmacéuticas norteamericanas se cuentan entre las primeras que diseminaron criminalmente el VIH entre las poblaciones de los países latinoamericanos. Predicadores infames, jueces tonantes e inclementes, desnaturalizadas criaturas. Grandes censores de la humanidad. Los que se creen “la diestra de Dios”. Savonarola armado ahora del temible poder de los medios de comunicación –y del músculo económico de la extrema derecha “cristiana” de los Estados Unidos–.

¿Quién es aquí el verdadero enfermo? Enfermo de intolerancia, de inmisericordia, de mesianismo. Profetilla apocalíptico que pretende tener línea directa con Dios y recibir instrucciones directamente de Él. ¡Y es tanta la gente que lo tiene por un paladín de las huestes de la cristiandad!

Es lo que sucede cuando las iglesias atraviesan crisis profundas –quizás terminales– de autoridad ética, carencia de verdaderos guías espirituales. Los despotillas toman entonces el lugar de las grandes voces.

Retengan el nombre; reténganlo para siempre: el reverendo Pat Robertson. ¿El terremoto de Haití? ¡Más que merecido! ¿Los quince millones de niños africanos huérfanos porque sus padres murieron del sida? Sin duda degeneradillos que bien merecido tienen su dolor. Sí, amigos: el reverendo Pat Robertson. Ahí se los dejo.