Película sobre WikiLeaks despierta diferentes pasiones

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Washington, EE.UU. (El País Internacional). Para los seguidores de WikiLeaks , es un panfleto destinado a dañar más al hombre que destapó los trapos sucios de la diplomacia norteamericana. Para la crítica, es una exploración apasionante del poder, la personalidad y la tecnología.

La película We Steal Secrets: The Story of WikiLeaks está despertando diferentes opiniones y pasiones entre los espectadores que han visto el thriller tecnológico de más de dos horas.

Pero no todos quieren ver la película que se vendió en el pasado Festival de Sundance como un “documental 'basado en hechos reales”.

Uno de ellos es Julian Assange, fundador de WikiLeaks, que no acabó en buenos términos con el director de la cinta, Alex Gibney.

Assange solicitó un millón de dólares a Gibney a cambio de concederle una entrevista, o, en su defecto, que le contara lo que habían dicho de él otros de los protagonistas del documental. No hubo dinero; no hubo entrevista.

“Un título cargado de prejuicios y nada ético en el contexto de la espera de juicios criminales. Es lo que alega la fiscalía y es falso”, tuiteó WikiLeaks a principios de año tras el pase de la cinta en Sundance.

Pero, en todo caso, los espectadores saldrán más preocupados por el futuro ---una fría celda en una prisión militar probablemente para el resto de su vida--- de Bradley Manning, el soldado de EE.UU. que supuestamente filtró cientos de miles de cables clasificados del Departamento de Estado norteamericano a la organización de Assange.

Esto porque, si bien la película comienza mostrando el idealismo del fundador de WikiLeaks, acaba destacando su ambición y arrogancia y terminar convertida en casi una biografía de Manning.