Para mejorar el ballet es necesario tener una compañía

El coreógrafo búlgaro Rumen Ivanov Rashev visitó el país para trabajar con jóvenes estudiantes de danza clásica. El artista asegura que un país que quiera despuntar en este arte debe tener una agrupación apoyada por el Gobierno

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Para mejorar la calidad de su ballet , Costa Rica tiene que empezar por tener una compañía profesional que cuente con apoyo gubernamental, así lo dijo el experimentado bailarín búlgaro Rumen Ivanov Rashev, un maestro que ha bailado en una treintena de países y que ha interpretado más de 70 roles a lo largo de su carrera.

El artista vino al país invitado por la maestra de danza Maureen Rivera. Durante esta semana, el artista trabajará con jóvenes estudiantes del estudio ubicado en Cartago.

Su trabajo finalizará con un espectáculo donde se demostrará parte de lo aprendido en estas lecciones. Además, como un agradecimiento, sus estudiantes prepararon un pequeño homenaje a su gran trayectoria. La presentación será este domingo, a las 3 p. m., en el Teatro Eugene O’Neill.

En palabras del artista, para que Costa Rica y otros países latinoamericanos logren despuntar en el ballet , es necesario que la disciplina sea abordada con profesionalismo.

“A Costa Rica le falta una compañía nacional de ballet ; es muy triste que teniendo un hermoso teatro (refiriéndose al Teatro Nacional) nadie esté bailando ahí. Aquí hay muchas academias, y la gente que quiera dedicarse a esta profesión no tiene dónde trabajar aquí. Debe haber una compañía que les dé estabilidad, que les dé experiencia bailando dentro y fuera del país. Al haber una falta de trabajos se alimentan los prejuicios de que no se puede vivir de la danza”, destacó.

Además del apoyo gubernamental, el profesional explicó que es necesario también un cambio de actitud de parte de la sociedad.

“En Europa ser bailarín es una profesión normal y común. Allá uno estudia, se gradúa, entra a un teatro, puede trabajar hasta 25 años y, posteriormente, se jubila como bailarín; es una profesión seria, nadie te reprocha y nadie dice nada”, comentó.

Agregó: “En cambio aquí (en referencia a los países de América Latina) la danza es como un pasatiempo, entonces ser bailarín o bailarina es algo mal visto y no estoy hablando de la parte sexual, si no de la parte laboral y profesional. A veces los papás prefieren que sus hijos sean empleados en un banco y no bailarines”.

Rumen Ivanov, quien ha trabajado con maestros de la talla de Fernando y Alicia Alonso, asegura que América Latina cuenta con el talento suficiente para tener bailarines que puedan competir con los del Viejo Continente.

“Para ser bailarín hay que tener ciertas condiciones físicas, comenzando por la formación del cuerpo, extensiones, flexibilidades, sentido del giro y de salto. Un latinoamericano puede abrirse paso en cualquier compañía extranjera; ahorita tengo dos alumnos que bailan como principales para la compañía de Julio Bocca, en Montevideo; otra bailarina que también consiguió trabajo en una compañía en Austria”, acotó.

Para llegar a este punto, el maestro aseguró que primero hay que apostar a una formación seria y responsable en el campo de la danza, porque el mercado está saturado y la competencia es fuerte.

“No es fácil conseguir trabajo (como pasa en el mundo en general), pero sí es posible”, acotó.