Pacientes ‘pasean’ de hospital en hospital por falta de espacio

Ambulancias esperan hasta cuatro horas para poder dejar a los enfermos

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Toda persona que es trasladada en una ambulancia lo único que desea es tener atención médica lo más pronto posible, pero desde abril para acá ser llevado de emergencia puede convertirse en un “paseo” forzado de hospital en hospital por San José, debido a la falta de cupo en los centros médicos.

Según información de la Cruz Roja Costarricense, esta situación es cosa de todos los días en los hospitales capitalinos, pero principalmente en el Rafael Ángel Calderón Guardia.

“Esto nos pasa casi que a diario. El Calderón está colapsado y tenemos que recurrir a clínicas periféricas; luego nos rechazan al paciente porque alegan que, por su zona, no les compete, y entonces tenemos que regresar nuevamente al Calderón”, explicó Gerardo Rodríguez, cruzrojista del Cómite de Curridabat.

Jim Batres, subdirector de Socorro y Operaciones de la Cruz Roja, deja claro que en ocasiones se acumulan ambulancias en los centros médicos.

“A nivel de los hospitales centrales, hablamos del Calderón Guardia, San Juan de Dios y el México, ha habido una sobresaturación que afecta la recepción.

”Hemos tenido hasta seis ambulancias esperando disponibilidad de camillas o sillas”, explicó Batres.

Y es que esta situación, aparte de generar molestias y riesgos para los pacientes, también requiere de una inversión económica por parte de la Cruz Roja.

“Mantener una ambulancia parqueada en emergencias nos genera un costo de ¢150.000 por hora y, en muchos casos, hemos tenido una ambulancia hasta cuatro horas”, añadió Batres.

Además, los cruzrojistas tienen claro, debido a una directriz de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), que a emergencias de los hospitales capitalinos solo pueden trasladar a pacientes cuando su vida “esté comprometida”.

Para María Eugenia Villalta, gerente médica de la CCSS, el problema es una realidad, pero se debe a la mala cultura del tico a la hora de acudir al servicio de emergencias.

“Culturalmente, en Costa Rica van a los servicios de emergencias pacientes con enfermedades agudas, pacientes que no deberían utilizar los servicios de emergencias”, dijo Villalta.

La funcionaria añadió: “Si llegaran a utilizarlo solo aquellos que verdaderamente necesitan utilizarlo, no deberíamos de tener tantos médicos, ni tantas filas, ni tanta saturación”.

Para la gerente médica, los pacientes que deben utilizarlos son “las embarazadas cuando tienen parto, si van a parir, cuando tienen contracciones, los pacientes con síntomas de un preinfarto, los pacientes que tienen hemorragias, los recién nacidos con fiebre deberían de llevarlos al Hospital de Niños. Además, los adultos mayores con dolores de cabeza”.

Camillas y estructura. Kobasky Matamoros, vecino de Canoas de Alajuela, abandonó el nuevo hospital de esa ciudad el viernes anterior. Luego de dormir en una silla de ruedas la primera noche, estuvo hospitalizado en ese centro médico durante 11 días, pero en emergencias.

“Yo veía gente alrededor mío, algunos lloraban, otros decían que se iban a ir y otros se enojaban; en mi caso, entré en depresión”, expresó Matamoros, luego de una operación de tibia y peroné.

En ese mismo hospital, Laura Valverde estuvo día y noche, del 17 al 28 de enero, sentada en una silla. “Fueron días terribles”.

“Yo sufrí una caída, y tuve una fractura en el codo. Y estuve en sillas incómodas todo el día y ahí dormía. En ocasiones, me ofrecían en las madrugadas las sillas del área de asmáticos, que se pueden reclinar un poco”, dijo Valverde.

La Nación visitó la sección de emergencias del Hospital San Juan de Dios, en San José. Los pasillos simplemente se convierten en una “línea férrea”, donde el tren está compuesto por una camilla detrás de otra.

Un hombre vestido de blanco fue claro y exclamó : ¡Lástima que no vinieron cuando esto está lleno!, aunque el pasillo estaba colmado de acompañantes por un lado y pacientes por otro, mientras el médico y sus asistentes trataban de ver a cada enfermo.

Gerald Smith, jefe de emergencias del San Juan de Dios, aseguró que el problema va más allá de la falta de camillas.

“El asunto es más integral, y tiene que ver con la gestión de emergencias como tal. Y en el caso del San Juan y el México la infraestructura no ha cambiado y no hay suficiente espacio para internar pacientes”, dijo Smith.

José Enrique Vives, jefe de emergencias del Calderón Guardia, comparte ese criterio.

“La problemática no es de Emergencias, es del hospital. Con el incendio del 2005 se quemaron 200 camas y hasta este momento no se han repuesto”, detalló.