PAC: diez años construyendo esperanzas

El PAC seguirá luchando por una política más ética y por una Costa Rica más democrática

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

El domingo 3 de diciembre del año 2000 un pequeño grupo de costarricenses firmamos los estatutos constitutivos del PAC. Dos días después lo informamos al país. Desde entonces, miles de hombres y mujeres se han unido a esta gesta.

Hicimos un partido nuevo, autoprohibiéndonos utilizar las principales herramientas con que contaba y cuenta la política tradicional: el clientelismo y el dinero de unos pocos como bases del proselitismo y la propaganda. Desde el inicio, nuestra propuesta conceptual fue ajena tanto a los simplismos neoliberales en boga, como al neopopulismo que empezaba a surgir en América Latina.

Lo primero puso a ciertos sectores poderosos del país en nuestra contra y lo segundo intencionalmente nos privó del discurso mesiánico fácil, dirigido a irresponsablemente endulzar oídos. No hemos intentado obtener la simpatía de la población con proclamas indulgentes únicamente sobre sus derechos. La hemos invitado a que cumpla sus deberes ciudadanos si quiere derrotar la política de los intereses.

Valores. Sin cálculos electoreros hemos recordado a la sociedad la importancia de valores como el trabajo duro, la honradez, la fidelidad a las leyes y a las normas de convivencia social, el pago de impuestos, el cumplimiento de la palabra empeñada, la puntualidad y la solidaridad con los que menos tienen. Hemos llamado a respetar tanto el papel del intelectual que imagina y diseña el cambio tecnológico y social, como el del empresario que, con su esfuerzo, creatividad y riesgo, crea empleo, exportaciones, riqueza y tributos para el Estado.

Hicimos un partido para darles oportunidad a mujeres y hombres de mostrar sus virtudes, y por ellas y con ellas, prosperar en su estructura interna. Hoy en el PAC conviven trabajadores, intelectuales, agricultores, pequeños y grandes empresarios, todos progresistas y convencidos de que nuestra agenda a favor del bien común y decididamente anticorrupción es un requisito fundamental para que el país avance. La agenda ética ha sido y debe seguir siendo pivotal en el partido. El PAC no ha inventado los valores éticos que se esperan de la política, ni los ha puesto en el corazón de nadie. Miles de costarricenses los albergaban desde siempre y encontraron en el PAC una respuesta.

La verdad de nuestras tesis ha sido demostrada con el transcurrir del tiempo. Hoy nadie duda de la corrupción que azota a nuestro país, a todos los niveles. Por otra parte, el colapso del fundamentalismo neoliberal es evidente, así como el deterioro social, la urgencia de un manejo sostenible del ambiente y la necesidad de despartidizar el Estado y administrarlo con criterios de eficiencia.

El PAC es moderno, es de y para toda la población. No responde al corporativismo ni a las corporaciones, sino a una población mayoritariamente no afiliada, excepto a su familia o a su comunidad. Somos la respuesta a la gente que solo pide que la política cumpla, respete, diga la verdad y no tenga ataduras, ni compromisos especiales con gremios económicos o sociales. Vamos a un mundo en el cual la comunicación política estará dominada por razonamientos informados por el conocimiento y no por emociones fabricadas por la propaganda. Por ello el PAC ha promovido el intercambio conceptual sustantivo y detallado, otorgándole a la ciudadanía la iniciativa temática, por medio de diversas modalidades de encuentro ciudadano.

Aspiraciones. El PAC cree en Costa Rica. Sabemos que está lejos de ser la mítica Suiza de América, pero que ese puede ser nuestro destino si dejamos de ser gobernados por cúpulas que no creen en Costa Rica, en su gente, en su excepcionalismo.

Esas cúpulas cuando mucho aspiran a superar los estándares de la región, pero aun esa modesta meta los ha derrotado. Por ello en educación, innovación tecnológica, desigualdad, corrupción, desarrollo empresarial, criminalidad, descentralización y eficiencia institucional, han bajado Costa Rica al nivel promedio de una Latinoamérica ya mediocre en esos campos.

El PAC aspira al poder para recuperar ese tiempo perdido y para afrontar los nuevos desafíos tecnológicos, ambientales, participativos, éticos y para promover los derechos de grupos que enfrentan discriminaciones.

En el PAC queremos inversión extranjera, pero no comprada con nuestros escasos recursos fiscales, sino más bien, de igual a igual con el empresario nacional, pagando impuestos y atraída por mano de obra e infraestructura excelentes, paz social, trámites simples, regulaciones predecibles, estabilidad macroeconómica y una política ética, donde el inversionista corrupto encuentre que nada logra sobornando o financiando campañas políticas, si quiere vender equipos a las instituciones, construir obra pública o producir en el país.

A nuestros compatriotas les prometemos que el PAC seguirá luchando por una política más ética y por una Costa Rica más democrática, más justa, más competitiva y más solidaria.

Pero también les aseguramos que solo con su mística desinteresada llegaremos a tener el poder para materializar los sueños de la mayoría y para mostrarle al mundo que la política puede ser decente, inspiradora, modelo, educativa, autoformadora y puede ser una herramienta eficiente para unir a todos los sectores en la superación de los problemas del país y para dotar de vida los sueños de su juventud.