Orden y cautela

El crecimiento del gasto público y endeudamiento tienen al mundo al borde de otra crisis financiera

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Nuestro Gobierno debe ponerse en cintura con el gasto corriente. No podemos seguir pidiendo prestado para cubrir nuestro presupuesto. El ahorro y la austeridad son claves para nuestro futuro económico. Preocupa ver cómo el Gobierno financiará, para el 2012, casi la mitad del presupuesto con endeudamiento. El presupuesto del 2012, implicará préstamos por ¢2,6 billones (millones de millones). De los cuales el 50% será usado para pagar gastos corrientes como salarios y pensiones. En el 2012, el Ministerio de Hacienda requerirá recolectar 3,4 billones de colones. De no aprobarse el paquete tributario, se proyecta un déficit de 5,5% del PIB.

La rigidez e inflexibilidad del gasto público va ligada a la planilla. En la actual coyuntura social y económica es difícil políticamente recortar personal. Lo que sí podemos hacer es no aumentar la planilla con mayores salarios o nombramientos. Las transferencias, principalmente a la educación, significan un 7,5% del PIB, y no hay mucha maniobrabilidad. Nuestra inversión es de apenas un 2,5% del PIB.

Si recortamos la inversión, sacrificaríamos nuestro crecimiento y competitividad. Reducir nuestro gasto ordinario es complicado ya que requiere de ajustes estructurales y una gran voluntad por parte del Gobierno y la oposición. De no aprobarse la reforma tributaria en este año, el déficit fiscal presionará la deuda pública, en un período de gran incertidumbre económica y social.

Economía estadounidense. Es interesante analizar cómo la rebaja de la calificación de la economía de EUA, apenas afectó el atractivo de invertir en sus títulos del Tesoro. El mundo sigue creyendo en el dólar como moneda de reserva y comercio. En realidad, hay pocas opciones de activos para refugiarse que tengan la confianza de los inversionistas. Los bonos de la deuda soberana de EUA, con más de US $9,3 billones en circulación siguen siendo apetecidos por los bancos centrales y los fondos de pensiones. Los títulos del Tesoro suben a pesar de la rebaja de AAA a AA+ de parte de Standard & Poor’s. Todo lo ocurrido recientemente es más incertidumbre y especulación ante lo sucedido en Washington.

No obstante, la economía de EUA no está funcionando. La producción no ha crecido para reducir el desempleo que se mantienen en el 9,2%. Faltan más de 10 millones de puestos de trabajo y se habla de una desaceleración. Pareciera que, de no haber un acuerdo político entre republicanos y demócratas, el déficit y la deuda van seguir creciendo.

De algo podemos estar claros, es que EUA no puede regresar al modelo de negocios de los últimos años. Modelo basado en un endeudamiento de los consumidores y la burbuja inmobiliaria. EUA deberá en el futuro impulsar la inversión en las empresas, las exportaciones y la innovación. Para crear empleo, al igual que en toda economía, hay que fomentar la inversión del sector privado y ordenar el gasto público. Si la deuda de EUA sigue creciendo, sin corregir la situación de las empresas hipotecarias, la situación fiscal se va a complicar en el futuro. Actualmente, los EUA piden prestados 41 centavos por cada dólar que gasta. Las guerras de Afganistán e Irak le han costado a EUA billones de dólares. Los subsidios sociales superan los impuestos. En resumen, la economía norteamericana está enferma y requiere cirugía mayor.

El endeudamiento. El nivel de endeudamiento público global ya supera los 40 billones de dólares, esto significa un 60% de la actividad económica del mundo. La deuda pública se ha incrementado un 50% desde el estallido de la burbuja inmobiliaria de EUA. Este crecimiento de la deuda ha significado un aumento en el gasto y un déficit creciente. En el 2000, la deuda era la mitad de la actual. El endeudamiento se ha producido no en los países emergentes, sino en los países ricos, como Francia (83%), Alemania (79%), Italia (117%), EUA (100%), España (60%), Canadá (82%) y Japón (225%). Lo grave de este endeudamiento es que el grueso de los recursos captados fue al consumo y no a la inversión.

El impacto negativo del crecimiento del gasto público y endeudamiento tienen al mundo al borde de otra crisis financiera. Ante esta realidad económica, no podemos permitir que nuestro endeudamiento crezca más que la economía. No podemos acudir al mercado financiero sin elevar los costos y sacrificar al sector privado. Un juicio negativo originó la crisis de Grecia, que luego contagio a Irlanda y Portugal. Ahora, está amenazada España e Italia. EUA se vio afectado por un debate político y una recalificación a su deuda.

Actuemos con orden y cautela con nuestras finanzas. Fomentemos el ahorro para crecer. Cuidemos nuestras cuentas nacionales y la competitividad. Reduzcamos los gastos corrientes y fomentemos a las pymes con mayor innovación, más recursos, menos trámites y mayor seguridad jurídica. No financiemos nuestros gastos corrientes con una mayor deuda, que al final el costo social será muy caro. Con las perspectivas actuales, la prudencia y frugalidad en el gasto es básico. Fijémonos límites al crecimiento de la deuda y el gasto público. No pospongamos más una reforma tributaria que logre reducir el déficit fiscal y un mayor endeudamiento.