Quizá usted se haya sentido atrapado en el siguiente círculo vicioso: sabe que tiene una tarea pendiente de resolver, pero la pospone con el fin de sentirse mejor al evitar (al menos momentáneamente) hacer algo que no le gusta o no le apetece. Pero, paradójicamente, a menudo ocurre todo lo contrario.
El proceso sería más o menos el siguiente: empieza diciéndose que lo hará mañana, cuando no esté tan ocupado. Pero al día siguiente, vuelve a decirse lo mismo y lo va retrasando cada vez más. Conforme pasa el tiempo, empieza a ser crítico con usted mismo o a buscar excusas. Lo sigue retrasando hasta que no hay más tiempo y entonces no tiene más remedio que hacerlo a toda prisa y de cualquier manera.
Entonces viene el enfado consigo mismo, un profundo arrepentimiento por el tiempo perdido y la promesa de que no volverá a suceder... todo para que la situación se repita una y otra vez.
A eso se refiere el anglicismo "procastinar": una corriente de comportamiento que va en contra de aquel viejo adagio ("no dejes para mañana lo que puedes hacer hoy") y que, según la filósofa argentina Roxana Kreimer, se ha convertido en un verdadero mal de época.
Aunque "procastinar" es una adaptación de procastination (postergar, en inglés), varios psicólogos modernos han adoptado el término para identificar el "hábito de posponer" cuando este se vuelve patológico.
"El agobio en que suele vivir el individuo contemporáneo lo lleva necesariamente a procastinar", explicó Kreimer en un seminario sobre el tema impartido recientemente en Argentina y reseñado por el diario Clarín .
¿Por qué algunas personas se comportan como si fueran adictos jugando a "quiero sentirme culpable y desgraciado por no hacer lo que tengo que hacer"?
De acuerdo con el sitio web del instituto chileno Inteco, especializado en psicología, lo que hacen los procastinadores es postergar conscientemente lo que perciben como desagradable o incómodo.
Las razones y el grado de procastinación de cada individuo pueden originarse en las variables más diversas, por lo que no existen recetas universales para combatirlo.
Sin embargo, los especialistas ofrecen consejos que pueden ayudar a corregirse a las víctimas de esta "ansiedad eterna".
"Suele ser útil preguntarse: 'si se dejara de procastinar , ¿qué situaciones enfrentaría?'", recomienda la filósofa. La psicóloga española Ana Blesa agrega que lo más importante es romper el círculo. "Dar el primer paso suele disminuir la ansiedad. A veces, se procastina porque se cree que algunas cosas llevarán más tiempo del que en realidad consumen".