Nicas radicados aquí rodearon a Ortega para pedirle ayuda

Mandatario les dijo: “Ustedes son una fuerza fundamental para la economía”

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“¡Comandante!”..., “¡Orteguita!”, le gritaban nicaragüenses radicados en Costa Rica a Daniel Ortega Saavedra, presidente de Nicaragua, para llamar su atención.

En cuestión de segundos, el mandatario fue rodeado por coterráneos que pedían su ayuda en pleno parque metropolitano La Sabana, ayer, minutos después del traspaso de poderes.

En ese momento, Ortega salía del toldo donde sostuvo un breve encuentro con Laura Chinchilla, detrás de la tarima donde ella asumió la Presidencia de Costa Rica. Eran alrededor de las 12:50 p. m.

“¡Nos están cobrando mucho, necesitamos una rebaja!”, le dijo una mujer al Jefe de Estado en alusión a los permisos migratorios.

Ortega paró un momento y les respondió: “Vamos a trabajar con ella (Laura Chinchilla) el tema de los nicas que tenemos aquí”.

“¿Seguro? ¿Seguro? ¿No se le olvidará?”, le expresó un hombre.

“No se me olvida, cuando ella estuvo en Managua hablamos del tema”, respondió el gobernante.

“¡Que no se te olvide eso!”, le insistió el coterráneo y el Presidente contestó: “Ellos saben que ustedes son una fuerza fundamental para la economía costarricense; lo dijo ella allá (en Managua)”.

En Costa Rica viven alrededor de 360.000 nicaragüenses.

Antes de reunirse durante menos de cinco minutos con Chinchilla, Ortega declaró a la prensa que prevé un pronto encuentro con ella. El canciller costarricense, René Castro, confirmó que la cita se realizará en noviembre.

En una ajetreada conversación con periodistas, el mandatario nicaragüense destacó el llamado de la nueva Presidenta costarricense “a trabajar juntos como hermanos centroamericanos”.

“Ya acordamos con Laura, acordamos una reunión con ella... La vamos a realizar en el Guanacaste... abordaremos un conjunto de temas. ¿Para qué? Para estrechar nuestras relaciones”, continuó Ortega mientras avanzaba en medio del tropel que conformaban periodistas, colaboradores y guardaespaldas al salir de la tarima.

Último en llegar. El nicaragüense fue el último Jefe de Estado en llegar al traspaso. Aterrizó en el Aeropuerto Juan Santamaría a las 10:26 a. m., cuando el expresidente Óscar Arias ya iba hacia La Sabana.

Uno seis minutos antes, se anunció a Ortega por los altavoces en La Sabana. Recibió abucheos, pero él ni siquiera estaba ahí.

El mandatario llegó al escenario casi a las 11 a. m. después de Chinchilla. Vestía camisa blanca sin corbata y chaqueta negra.

Terminado el acto y su conversación con coterráneos, el Presidente de Nicaragua se dirigió rápidamente a su vehículo para despegar de nuevo a la 1:30 p. m.

Ortega se abrió paso entre la gente, al tiempo que recibía comentarios y solicitudes de fotografías.

“¡Haga algo por su pueblo!”, le gritó una mujer. Alguien también decía: “¡Rosario, Rosarito!”, en alusión a la esposa del mandatario, Rosario Murillo, quien acompañó a Ortega con sus características anillos y pulseras de gran tamaño.