Miguel Gutiérrez Saxe

Director Estado de la Nación

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Un sueño-país.

Un entorno mucho más ordenado y fluido, sin tanto obstáculo, sin tanta basura y calle abandonada, con espacios más grandes. No todo tan estrecho.

¿Qué le dicen cuando lo reconocen en la calle?

Todo el mundo me mete el Don y a mí me encantaría quitármelo porque genera distancia.

¿Qué es lo peor que le ha hecho algún estudiantes?

Alguna vez, en un examen, alguien puso Marx Weber, mezclando a Carlos Marx con (Maximiliam) Weber. Fue en la Universidad Nacional.

¿Rosas o claveles?

Claveles.

¿De traje y corbata o jeans y polo?

Depende de lo que esté haciendo. Por respeto a lo demás, me pongo traje y corbata.

¿Alguna vez lo vistieron de angelito?

Pues de angelito no, pero estuve en la Congregación del Niño Jesús, que era la única forma que uno podía usar capa en esas épocas. No había disfraces de Batman o Harry Potter.

¿Añora algo o a alguien de su niñez y juventud?

Evidentemente, a alguien.

¿Cómo se ve en diez años?

Con un ritmo de vida más tranquilo y escribiendo ya mis cosas.

¿Qué será el Estado de la nación sin Miguel Gutiérrez?

Puede seguir siendo un documento confiable, con articulación de pensamiento, cifras y de conocimiento para plantear desafíos de país.

¿Qué es lo más aburrido de un político?

Su imposibilidad de decir la verdad y creer que con el engaño persuade.

¿Y lo peor de un funcionario público?

El apego estricto a la norma y la ley para no hacer las cosas.

¿Se ve presidenciable?

No.

¿Qué es lo mejor de ser abuelo?

La capacidad de sorprenderse de nuevo con los nietos frente a cosas tal vez superconocidas pero, al fin y al cabo, terriblemente sorpresivas.

Cuando era adolescente, ¿qué pensaba de los señores de su edad?

No había demasiados. Llegar a 60 en esa época era el privilegio de muy pocos. Siempre me ha atraído mucho la gente mayor, he respetado mucho las canas.

¿La pinta es lo de menos?

Ya no estoy tan seguro.

¿Cuál es su libro?

El Principito.

Una película que lo haga llorar como un niño.

No, las lágrimas salen por otras cosas, no por películas.

¿Cuál país del mundo todavía no conoce?

No conozco muchos. Me atrae mucho Oriente.

¿Qué no debe faltar en su equipaje de mano?

La computadora.

Algún amuleto.

¡Por todo lado tengo amuletos! Desde la piedrita que recojo... sí soy muy lleno de cosas simbólicas. Sobre todo, las tengo no por sus poderes mágicos sino por lo que evocan.

¿Reza?

No como tal. Medito mucho. Dos veces al día.

¿Cuál es el rito familiar que más disfruta?

Las vacaciones juntos.

¿Entierro o cremación?

Mire, no me preocupa, esa va a ser preocupación de otros.

¿Qué hace en un día frío, ventoso y con lluvia?

Lo mismo de siempre: me levanto, hago ejercicio, me baño, leo el periódico y me voy al trabajo.

¿Dónde descansa más: en la playa, en la montaña o fuera del país?

En la playa.

La mayor pobreza del tico.

La que tiene todo el tiempo con su espacio. No reclama espacios abiertos, públicos, libres.

Al estilo del Meteorológico: denos un pronóstico del país para los próximos 20 años.

Mañana oscura y lluviosa, tormenta eléctrica, tarde soleada, noche fresca.

Un consejo para los más jóvenes.

La secundaria no alcanza.