Migración, una disyuntiva más en cierre de acuerdo con UE

Centroamérica espera garantías de europeos, aunque no cambio de reglas

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Madrid. Como si los temas comerciales no siguieran marcando suficientes ojeras en los rostros de los negociadores centroamericanos y europeos, otro rompecabezas llega este domingo a la mesa de discusiones: la migración.

Ese es el tema más delicado aún pendiente de cierre en el capítulo político en las negociaciones del Acuerdo de Asociación que ambas partes intentan lograr en esta ciudad, a pocas horas de una cumbre presidencial que espera poner la firma a los textos.

Sin haberse puesto aún de acuerdo en materia comercial, en especial por diferencias en las cuotas de productos lácteos, los equipos de ambos bloques tenían pensado asumir los dilemas del eje político hoy a las 11 a. m. de Madrid (3 a. m. de Costa Rica).

A esa hora aterrizará la presidenta Laura Chinchilla, en el primer viaje que realiza tras su investidura presidencial, para celebrar o lamentar el resultado de una reunión crucial que terminará en horas de la madrugada, sobre aspectos comerciales.

Esa cita, clave para establecer un Tratado de Libre Comercio (TLC) entre ambas regiones, era el capítulo “final-final” de las conversaciones que se trabaron en las semanas recientes y que han tenido a unos 50 negociadores casi recluidos este fin de semana en el gran edificio del Ministerio de Industria de España, aliviados por litros y litros de café.

Mientras Chinchilla toca tierra en el país de su marido, José María Rico, el canciller, René Castro, estaría ya recibiendo, de parte de la Unión Europea (UE), la propuesta general sobre migración, de gran interés para Honduras, El Salvador y Guatemala, origen de millones de emigrantes.

A 15 minutos en auto, en el recinto de Ferias de Madrid, los organizadores de la Cumbre UE- América Latina, corren con los preparativos para la cita con los mandatarios americanos.

Marco general. Centroamérica tampoco está esperando que la UE dé pasaporte a sus inmigrantes del istmo, ni nada parecido.

“Ellos no cambiarán sus reglas, pero sí se comprometieron a crear un marco de garantías generales, de respeto a los derechos y de dignidad”, advirtió ayer Roberto Echandi, jefe del equipo negociador costarricense.

La UE no exige visa de ingreso a los centroamericanos, pero se reserva algunos requisitos para evitar que se queden trabajando o instalados sin permisos.

El territorio europeo, que abarca 27 países, también es objeto del deseo de emigrantes africanos, asiáticos y del este de Europa, por lo cual los centroamericanos piden algún trato preferente, con menos rigurosidad que la aplicada por Estados Unidos, destino de otro gran flujo migratorio del istmo.

Ya el presidente de El Salvador, Mauricio Funes, lo advirtió la semana pasada en San Salvador:

“Mientras no se resuelvan esos obstáculos y no haya un reconocimiento de la UE a los acuerdos migratorios [...] no habrá firma ni respaldo de este servidor”.

Los registros de migrantes “sin papeles” siempre son imprecisos, pero diplomáticos dijeron ayer que se evidencia un aumento de salvadoreños en Italia y de hondureños en España, en parte por el endurecimiento del clima migratorio en Estados Unidos.

Todas esas consideraciones figuran en el planteamiento que los centroamericanos esperan hoy de parte de Bruselas, como un anhelo para permitir que los presidentes firmen en la cumbre el Acuerdo de Asociación en sus tres ejes: comercio, política y cooperación.

En cooperación sigue pendiente el interés centroamericano, empujado por Nicaragua, para que la UE constituya un fondo de millones de euros para donaciones en el istmo.

La propuesta podría quedar en la promesa de crear comisiones para analizar el tema, dijo Echandi.