Mesoamérica sale de compras por Suramérica

En un año, empresa compró una cadena de café y otra de restaurantes

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Hace poco más de un mes, Luis Javier Castro, presidente de Mesoamérica, cambió su residencia de San José a Bogotá, capital colombiana. Y se fue con su familia.

La nueva realidad impone acostumbrarse a vivir a los 2.625 metros sobre el nivel del mar, con chaquetas, bufandas y cielo nublado buena parte del año.

Pero estas consideraciones no pesan tanto como las oportunidades empresariales que ofrece esta nación para Castro y su firma de asesoría e inversiones de capital privado.

Solo el año pasado, Colombia creció un 6% y para el 2012 se prevé un alza del 4,3%, según previsiones de la Comisión Económica para América Latina (Cepal).

Y, por lo visto, Mesoamérica está sacando provecho de este crecimiento. El año pasado usó la chequera para comprar la cadena de cafeterías OMA, con 200 locales.

Y en setiembre pasado volvió a sacar la chequera para adquirir Frayco S. A., compañía colombiana propietaria de los restaurantes Presto, Tacos & Bar-BQ y BBQ. En total, son 152 puntos de venta.

“Somos el conglomerado con más locales en Colombia y la tercera en ventas. Tenemos la capacidad de poder potenciar marcas locales de forma exitosa”, dijo Castro en entrevista telefónica desde la capital colombiana.

Mesoamérica sigue analizando nuevos mercados en Suramérica, con la atracción de capitales regionales. “Hay probabilidad de evolucionar y convertirnos en un gran fondo latinoamericano”, adelantó.

Orígenes. Mesoamérica comenzó en 1996 como un fondo de capital de riesgo, con un capital semilla de $20 millones aportado por las principales fortunas centroamericanas.

En un fondo, los inversionistas que ponen su dinero en empresas con modelos de negocios innovadores (para ser accionistas o dueños parciales) buscan que estas crezcan rápidamente y aseguren un buen rendimiento una vez que empiecen a funcionar.

Hoy, Mesoamérica evolucionó y se convirtió en una firma que da asesoría en fusiones y adquisiciones; por ejemplo, intervino en la venta de Musmanni a Florida Ice & Farm, en la del BAC al banco colombiano Aval o en la venta de ESCO a Harsco Corporation.

La empresa, que nació en Costa Rica, se convirtió en un inversionista regional con la misión de transformar industrias exitosas, según palabras de Castro.

En este caso, al no ser un fondo, Castro explicó que los negocios en los que Mesoamérica invierte –con recursos privados– son sólidos financieramente y no necesariamente para venderlos. Esta labor va de la mano de la credibilidad.

Castro recordó que los primeros inversionistas –las familias más pudientes de Centroamérica, entre ellas los Poma de El Salvador y los Gutiérrez de Guatemala– confiaron sus recursos a la firma. Desde entonces, algunos de ellos han repetido en otras nuevas inversiones, otros deciden no participar.

La compañía también ha invertido $200 millones en el sector de energías renovables en el Istmo.