El menor consumo de las familias y las empresas durante el último año debilitó la recaudación del impuesto sobre las ventas ya que dicho gravamen pasó de un aumento interanual real cercano a 10,8%, en febrero del 2012, a 2,2% durante el mes anterior, según datos del Ministerio de Hacienda.
La desaceleración es significativa porque este tributo es el principal termómetro del pulso del consumo privado. Cuando el ingreso por este gravamen crece, es reflejo de un mayor consumo y viceversa. De hecho, el menor crecimiento se comenzó a manifestar a partir de octubre del 2011, cuando de una tasa interanual que incluso superaba el 15%, comenzó a decrecer.
El impuesto, conformado por la recaudación interna y en aduanas, tuvo la mayor disminución en este último (rubro), confirmó Carlos Vargas, director General de Tributación. “La desaceleración en la recaudación en ventas refleja (...) la pérdida de dinamismo de las importaciones en general”, detalló.
La merma en el crecimiento del tributo se agudizó seis meses después de que el índice mensual de actividad económica (IMAE) comenzó a perder auge, a partir de marzo del año pasado, según datos del Banco Central.
Asimismo, la entidad emisora proyectó, en su Programa Macroeconómico 2013-14, un panorama más moderado del consumo durante este año pues crecería un 3,8%, frente al 4,5% del 2012.
El ministro de Hacienda, Édgar Ayales, dijo, la semana anterior, que la evolución del primer trimestre del año será clave en el pronóstico tributaria. “Hubo impuestos nuevos que hicieron el alza satisfactorio (a febrero)”.
Efectos. El sector comercial es el primero en reportar las consecuencias. “Existe preocupación por la menor confianza de los consumidores y menor crecimiento de la economía. Hay un estancamiento en el nivel de ventas”, dijo Francisco Llobet, presidente de la Cámara de Comercio. Agregó que teme que el límite al crecimiento del crédito restrinja aún más el consumo.
Por su parte, Fernando Rodríguez, investigador del Programa de Estudios Fiscales, de la Universidad Nacional, explicó que la desaceleración económica ya pasó de las empresas a las familias.
“La menor recaudación quiere decir que se está dando una reducción en el consumo de bienes por parte de la gente”, explicó.
Johnny Madrigal, coordinador del estudio de Confianza de los Consumidores, de la Universidad de Costa Rica, resaltó que hay una pérdida en la esperanza en la economía. “Desde el año anterior, hay incertidumbre en los consumidores que no ven un rumbo claro de lo que pasa en el país. A esto se suma que la gente espera más desempleo y pobreza”. colaboró Patricia Leitón y Albert marín