Mayas piden reconocimiento durante su cambio de era

Hoy se celebra el cierre de un ciclo de 5.200 años en su calendario

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San Salvador. EFE y AFP. Lejos de ser apocalíptico, el cambio de ciclo en el calendario maya que se vive este viernes es una oportunidad para que los pueblos autóctonos como los de El Salvador digan al mundo que existen, coincidieron líderes espirituales indígenas.

El 13 B’aktun es “una ventana (...) para que todo el mundo vaya sabiendo qué somos nosotros”, dijo Rosalío Ama, descendiente de un líder del alzamiento campesino e indígena que culminó con una matanza por parte del Gobierno en 1932, hecho que derivó en una opresión de décadas contra aborígenes.

Muchas celebraciones están programadas para las próximas horas en sitios de El Salvador, Guatemala, Honduras y México para celebrar el cierre de este ciclo de unos 5.200 años y el comienzo de uno nuevo.

Aunque algunos esperaban el fin del mundo, lo cierto es que el 21 de diciembre llegó y transcurrió de primero en países asiáticos (ayer para los países americanos) sin catástrofes de por medio.

Algunos se han refugiado en montañas, como ocurre en Serbia, Brasil o Francia.

En China, un millar de miembros de una secta cristiana que predice cataclismos están detenidos.

En Estados Unidos y en Rusia se han preparado búnkeres con grandes raciones de comida.

En Argentina, se prohibió el acceso a una montaña, considerada por muchos como cargada de energía espiritual, por temor a suicidios colectivos.

Ante el riesgo de pánico, especialistas y líderes mayas, Gobiernos –entre ellos, los de Estados Unidos y Rusia–, el Vaticano y hasta la agencia espacial estadounidense, la NASA, han explicado una y otra vez que no sucederá nada extraño.

Violencia contra indígenas. El Salvador integra el grupo Mundo Maya, junto a México, Guatemala, Honduras y Belice, que promueve las riquezas de esa cultura precolombina con fines turísticos. En El Salvador, la cultura nahuat pipil absorbió lo maya, aseguró el guía espiritual Fidel Flores.

Tras la masacre de 1932, que, según diversas fuentes, causó entre 25.000 y 30.000 muertos, el Gobierno de Maximiliano Hernández Martínez (1931-1944) prohibió, incluso, que los náhuatl hablaran su lengua, lo que sumió a este y otros pueblos autóctonos en un olvido tal, que se creyó que en El Salvador no había indígenas.

“Todos estos presidentes anteriores decían en Naciones Unidas que en El Salvador no había indígenas y todavía a (el actual, Mauricio) Funes le está faltando apoyo a los pueblos autóctonos”, enfatizó Rosalío Ama.

“La discriminación ha sido bastante grande en contra de los pueblos originarios, dentro de la Constitución no encontramos nada que esté a favor de nosotros”, apuntó Fidel Flores.

El Parlamento salvadoreño tiene pendiente una reforma constitucional que reconoce los derechos de los indígenas.

De los 6,1 millones de salvadoreños, el 12% es de origen indígena, según el Censo de Población del 2007, y el 17%, según el Consejo Coordinador Nacional Indígena Salvadoreño.