Más seguro sin bandera

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

El título de la idea original era “Yo puse en mi carro una bandera nica y nada pasó”, pero como no estoy seguro de salir bien librado del experimento, les detallo el plan que aborté hace pocas horas por prudencia.

Quería ver las reacciones de la gente, pero tuve dos serios inconvenientes. El primero, no encontré dónde comprar una banderita nica. El segundo, el miedo. Esperé para hacerlo un día que no anduviera con mi hijo, por seguridad, y después me convencí de que ese mismo sentido de prudencia me cobijaba a mí mismo' y al parabrisas.

Un par de consejos bastaron para desistir de la idea. Seguro me hubiera topado con algún tico “puro” que hubiera sentido mi experimento como una provocación inaceptable, ahora que la xenofobia y el patriotismo facilón se desbordaron.

Este momento demuestra cuán falsa es la autopercepción de los ticos, que nos creemos ángeles de la diversidad solo porque tenemos predisposición cultural a “pasar de lejitos”. A los ticos nos faltan horas-avión. La comodidad y el orgullo del buen vivir nos limita el mundo.

A ello se suma la universal discriminación económica contra los pobres. Ser nica y pobre es exponerse el doble a ser visto “de lejitos”.

Para peores, parece que es el “qué dirán” la mayor razón para evitar el odio, la repugnancia u hostilidad (definición de la xenofobia). El Ministro de Seguridad dijo el domingo (en relación con el cobarde que lanzó un coctel molotov frente a la Embajada nica) que “estas manifestaciones violentas no contribuyen a los esfuerzos diplomáticos (...) pues desfavorecen a la imagen de los costarricenses, de un pueblo civilistas y pacifista”. Estamos jodidos si medimos el valor de cada acto por su efecto sobre el interés propio o sobre la imagen hacia afuera. Es tan jodido como exaltar a los nicas solo por el fruto de su trabajo.

Y para rematar, Repretel lanza dos campañas simultáneas. Nos pide forrarnos en la bandera tica para “exigir respeto” a Nicaragua y activó una aplaudible recolección de dinero para los damnificados por las lluvias, pero bajo el peor lema posible, “Yo nací en este país”.

No quiero suponer que estas ayudas dejen por fuera a los afectados que no nacieron en este país, como es el caso de los dueños de Repretel, de la presentadora peruana, de su figura venezolana, de su animador salvadoreño, de su opinadora nacida en Argentina'