Marcos del y el no

Joaquín Trigueros

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gabinetedeprensa@ice.co.cr

En 1871, en el corazón de África, el periodista Henry Morton Stanley encontró al misionero irlandés David Livingstone, y este le preguntó: “¿Qué pasa en el mundo?”. La respuesta a esa inquietud es la que los medios de comunicación ofrecen a quienes se asoman diariamente a su ventana.

El asunto es más difícil de lo que parece. En estos días de globalización y nuevas tecnologías de la comunicación, el ciudadano recibe miles de impactos informativos; por esto, para entender el mundo en el que vive, necesita puntos de referencia claros.

En ese afán por explicar la realidad a su público, el comunicador fija los límites de esos acontecimientos y los encuadra para su discusión pública, artilugio mental que en el lenguaje especializado recibe el nombre de “frame” (en inglés) o “marco”.

Ese marco es una especie de enfoque que le permite interpretar los hechos, construir el ambiente en los que ocurren y unirlo a los esquemas culturales del público, para definir así una situación.

Desde hace más de 20 años, los investigadores comenzaron a estudiar esos encuadres, o “frames”, y el papel que desempeñan en los modernos “conflictos de interpretación” surgidos ante realidades desconocidas, oscuras o difíciles de comprobar.

Esa poderosa herramienta de análisis fue popularizada en Estados Unidos por el linguista David Lakeoff, metido a consultor político del Partido Demócrata y asesor de Nancy Pelosi, Hillary Clinton y Barack Obama.

Según Lakeoff, el fracaso de estos ante los republicanos –en las elecciones previas a la de Obama– ocurrió porque los demócratas no sabían encuadrar su mensaje a los electores, mientras que su rivales utilizaban desde hacía muchos años ese conocimiento para hacer más comprensible e impactante su discurso ante el votante.

Precisamente, la discusión del Tratado de Libre Comercio (TLC) en Costa Rica, y el posterior referendo, fue la ocasión propicia para estudiar los “frames”, del o el no al TLC, reto que aceptó Joaquín Trigueros León, quien aprovechó esa coyuntura para obtener su maestría en comunicación en la Universidad de Costa Rica.

De esa tesis se derivó el libro Framing del referendo sobre el TLC en Costa Rica , publicado recientemente en Alemania, que estudió los “ frames” del y el no al TLC presentes en los artículos de opinión del periódico La Nación y el Semanario Universidad durante el período que transcurrió entre el anuncio del referendo hasta el día de la votación. El libro puede adquirirse en Amazon.com

El texto reúne las teorías más actualizadas sobre el tema, desarrolla una metodología empírica para identificar los marcos específicos en esos artículos de opinión y, sin ser un estudio de efectos, permite comprender el impacto de esos mensajes y el resultado obtenido por ambos en el escrutinio popular.

En sus artículos, los defensores del no presentaron una Costa Rica idílica, paradisíaca, plena de comodidad, música, comida, solidaridad y un ambiente mágico donde las instituciones públicas cuidaban del tico desde la infancia hasta la vejez. Esta era la tierra de “Nunca jamás”.

Al amparo de ese marco crearon un mensaje mesiánico apoyado en un pasado idílico de un suelo feraz, de campesinos nobles que vivían en casas de adobe, pintadas de azul y blanco; tierra prometida sobre la cual –de aprobarse el – caerían todas las plagas de Egipto.

Por el contrario, desde las páginas de La Nación , los articulistas del enmarcaron el pasado de una manera más serena pero insulsa y como sintiendo la necesidad de aclarar una y otra vez los planteamientos que proponían los del no .

Del ayer, los del rescataron el Estado de derecho, la capacidad de decidir por el voto y el diálogo responsable. Nuevos empleos, un futuro promisorio para los jóvenes, seguridad en las inversiones y un mañana de oportunidades fueron sazonados con un lenguaje técnico, menos emotivo y conectado que el del no , pero que funcionó más a partir del temor a que ganaran estos, que de los beneficios del TLC.

Del estudio se podría afirmar que los del evocaron los conflictos de la pasada “Guerra Fría”, y el no actuó como un movimiento de la antiglobalización.

Así, el verdadero referendo se dio en las mentes de los electores y en la capacidad de cada uno de los bandos para responder, como Stanley a Livingstone: “¿Qué pasa con el TLC?”.