Los últimos días de León Tolstói

En la memoria En el centenario de su muerte, el escritor ruso es recordado en libros y películas

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El escritor Jay Parini habla de su novela.

–¿Por qué decidió escribir una novela sobre Tolstói y no una biografía?

–Pensé que sería posible meterse bajo la piel de los personajes al escribir una novela, imaginar –por ejemplo– cómo sería ser realmente la condesa Tolstói en esa situación tan incómoda. Como un biógrafo, se podría decir: “Sofía Tolstói se lanzó en una laguna”. En una novela se puede imaginar lo que emocionalmente le sucedía.

–En el fuego cruzado entre la esposa y el discípulo de Tolstói, incluso los hijos de este toman bandos distintos. ¿Considera alguno de ellos más razonable?

–Yo creía que el punto de vista de Sofía era más defendible que el de su marido. ¿Por qué debería ella dejarlo todo? Luego, por otra parte, puedo entender las ideas de Tolstói, como ideas abstractas sobre la diseminación de la riqueza.

–Su Tolstói parece más calmado y contemplativo que lo que ciertas biografías insinúan con los conflictos del final de su vida.

–Intenté sugerir que Tolstói estaba en medio de la turbación.

En la pieza del jefe de la remota estación ferroviaria de Astápovo, en la estepa rusa, un hombre está muriendo. Tiene neumonía y más de ochenta años. Unos días antes se ha escapado en secreto de su hacienda al sur de Moscú, y su desaparición ha generado preocupación nacional pues es una suerte de leyenda viviente, el hombre más famoso de Rusia: un escritor que ha devenido gurú religioso, con discípulos y doctrina. Se llama León ( Lev en ruso) Tolstói (1828-1910).

Mientras agoniza, ha llegado su esposa, Sofía, pero no la dejan entrar y sólo puede verlo por la ventana. También llegan batallones de periodistas, emisarios de la Rusia central, espías de la policía, sus seguidores y su familia.

Ese episodio fue el primer gran hecho “en directo” de los medios masivos, según consta en el libro La muerte de Tolstói , de William Nickell. Todo el mundo está al tanto; el mismo Zar ha pedido que se le informe cada hora de lo que ocurre, y a cada momento hay reportes telegráficos con la temperatura y el pulso del escritor.

De la fama a la fuga. Hay quienes podrían ver esto como el final apropiado de un aristócrata enloquecido retornando a un cristianismo primitivo, asociado al vegetarianismo, el rechazo de la propiedad privada, la abstinencia sexual y el pacifismo.

Antes había vivido en sentido contrario: entregado al juego, la guerra (fue militar en el Cáucaso y en Crimea), los amores nada platónicos (fue amante de gitanas y prostitutas y luego padre de 13 hijos). A pesar de vestir como campesino y pregonar la pobreza, seguía siendo propietario de una gran hacienda con siervos: Yásnaia Poliana.

¿Por qué abandonó su casa y a su mujer con quien compartió la vida por 48 años?

Si todas las familias felices se asemejan y las infelices lo son cada una a su modo –según la frase inicial de su novela Anna Karénina –, la infelicidad de los Tolstói tenía rasgos muy propios.

Cuando Tolstói se casó con Sofía, ella tenía 18 años. Ella le dio 13 hijos y lo ayudó con sus libros (transcribiéndolos enteros). Su relación se fue deteriorando con los años, sobre todo por el brusco giro de Tolstói hacia la religión y el anarquismo, y debido al tumulto de seguidores que llegaba a su casa.

Tolstói amenazaba con entregar todas sus propiedades, incluso los derechos de sus obras, al pueblo ruso, y Sofía quería asegurarlos para ella y sus hijos. Ella se sentía rodeada por una banda de lunáticos que de lo único que hablaban era del celibato, el vegetarianismo y la resistencia política.

Vivir y morir. Después de finalizar Anna Karénina (1877), Tolstói sufrió una crisis espiritual y una profunda depresión. Buscó encontrar sentido a su vida en las fuentes originales del cristianismo.

Su interpretación de las enseñanzas de Jesús lo llevó a ser un anarquista y pacifista que radicaliza sus ideas atacando instituciones (el Estado, el Ejército y la Iglesia) en libros como El reino de Dios está en vosotros (1890-1893). La Iglesia ortodoxa lo excomulgó en 1901.

Sus ideas de resistencia no violenta influyeron en figuras como Gandhi, con quien mantuvo correspondencia en 1909 y 1910.

Unos meses antes del escape de Tolstói, los celos de su esposa hacia el discípulo de este, Vladímir Chertov, se habían convertido en delirio, con la creencia de que escritor y discípulo mantenían una relación homosexual (los espiaba con binoculares) y con intentos o amenazas de suicidio de parte de ella.

La inclinación a leer novelas en clave biográfica ha llevado a considerar a algunos personajes de Anna Karénina como trasuntos de Tolstói. Una de las escenas del libro recuerda la vida de Tolstói en su etapa tardía: aquella pelea final entre Vronsky y Anna antes de que ella se suicide lanzándose debajo de un tren. En castellano se ha traducido casi todo Tolstói (su obra completa está en 90 volúmenes), pero no sus conversaciones ni entrevistas.

Novedades editoriales. El centenario de la muerte de Tolstói (20 de noviembre del 2010) ha generado varios libros en torno a él.

Por ejemplo, ha aparecido la biografía Sophia Tolstoy , de Alexandra Popoff, en la que culpa a Chertov de la “mala prensa” de la esposa de Tolstói.

La mayor novedad del libro es que su autora tuvo acceso a ciertos escritos inéditos, incluidas una memoria y cartas.

En cuanto a obras, se ha publicado un libro infantil, Karma : un cuento popular de la India del que Tolstói hace una versión. Pandu, un joyero rico, viaja a Benarés y tropieza con otros personajes; con unos será amable, y con otros, no. En el centro está la idea de que el destino de cada uno es consecuencia de sus actos anteriores.

Del período que Tolstói pasó en el Cáucaso, León se inspiró para obras como Hadji Murad, el rebelde que lucha con los rusos y luego contra ellos. El relato cuenta con una versión publicada en Chile: Hadzi Murat (Editorial LOM), además de la española publicada junto a La muerte de Iván Íllich: Hadyi Murad (Alianza Editorial).

La guerra y la paz conyugales. En el entorno de Tolstói, todo el mundo llevaba diarios: su médico, su secretario, sus discípulos, sus hijos y su esposa. El escritor Jay Parini se sirvió de toda esa documentación para escribir la celebrada La última estación (1990), novela sobre el año final en la vida de Tolstói, novela en la que se basó la película homónima, dirigida por Michael Hofman y protagonizada por Christopher Plummer y Helen Mirren.

El nudo del libro y de la película es el conflicto entre Sofía, que se ha vuelto ferozmente posesiva, y Chertov, el discípulo inflexible, decidido a hacerse cargo de su legado. Para Sofía, Chertov es un tonto y un revolucionario peligroso; para él, ella es una histérica.

El resto de los personajes se encuentran en medio de esa lucha, e incluso los hijos de Tolstói toman partido por uno u otro. Destaca también Valentín Bulgakov, quien reemplaza a Chertov como secretario de Tolstói cuando Chertov es detenido por la policía zarista.

No hay un solo narrador, sino diversas perspectivas: cada personaje presenta, en primera persona, su visión de los hechos. En el retrato de Parini, Tolstói no figura atravesado por los rabiosos conflictos (religiosos, sexuales y filosóficos) que animaron la parte final de su vida.

Mientras los otros personajes discuten o intrigan, él está solo en su estudio, reflexionando sobre la fe y la justicia o escribiendo cartas a George Bernard Shaw o Gandhi sobre el amor y el mal.