Los rostros de la maternidad

Las ticas ya no aspiran a tener siete hijos como pasaba hace 50 años. Las mamás modernas tienen menos de dos hijos; casi un 20% son adolescentes y cada año, son más quienes se convierten en primerizas después de los 30, una vez estabilizada su vida laboral.

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Yahaira Prado tiene 19 años de edad y va por su segundo embarazo. El jueves 5 de agosto, la enfermera obstétrica Sandra Rivera y la estudiante de enfermería Katherine Ramírez, controlaban la frecuencia de sus contracciones, pues, con solo 25 semanas de gestación, su segundo bebé estaba haciendo lo posible por nacer.

La joven presentaba una ruptura temprana de membranas y, en el Hospital Nacional de las Mujeres (antigua Maternidad Carit), intentaban evitar un parto prematuro con la ayuda de antibióticos y sueros intravenosos.

Esa es una de las complicaciones más comunes entre las mamás adolescentes, como Yahaira. En su caso, dio a luz a su primogénito cuando apenas sobrepasaba la mayoría de edad. A menos de un año de nacido (el bebé tiene nueve meses), la joven está por tener a su segundo hijo.

Casi el 20% de los nacimientos en Costa Rica son de mamás adolescentes, una cifra que no ha variado significativamente en las últimas dos décadas.

En el caso de Yahaira, se podría decir que se estrenó como mamá casi al final de su adolescencia.

Otras no. El área de Estadística en Salud de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) tiene registrados nacimientos hasta en menores de 9 años de edad: uno en el 2003, tres en el 2005, cuatro en el 2007, y dos en el 2008 y en el 2009.

Olga Araya, coordinadora de la Unidad de Estadísticas Demográficas del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), reveló que entre el 2005 y el 2009, se dio un aumento del 15,8% en los nacimientos de madres adolescentes entre 10 y 14 años.

En el 2005, ese grupo de edad trajo al mundo a 454 niños (0,63% de todos los nacimientos). El año pasado, 551 niños nacieron de mamás en ese rango de edad (0,73% de todos los partos).

Cara de niñas

Los nacimientos de mamás adolescentes son considerados un problema de salud pública, por sus implicaciones para el sistema de salud, y para la vida de las madres y sus pequeños.

De la totalidad de nacimientos anuales (75.000, el año anterior), 20% son de menores de 19 años; 55% de mujeres de 20 a 29 años, y un 25% de mayores de 30.

Ese número de partos en adolescentes no aumenta, pero tampoco disminuye sustancialmente, dice el médico Luis Guillermo Ledezma, director del Hospital Nacional de las Mujeres.

A ese hospital llegan adolescentes con problemas asociados, como drogadicción, deserción escolar, prostitución, abuso sexual e indigencia.

“En nuestro país, tenemos madres menores de 12 años y hasta los 18, edades inadecuadas para ser madres. Y nos preocupan las consecuencias de esta maternidad tan temprana”, comenta el ginecólogo del Hospital San Vicente de Paul (Heredia), Aristides Monge Mayorga.

El doctor Ledezma considera el embarazo adolescente como un grave problema de salud pública al cual, hasta ahora, no se le ha puesto la atención debida.

“Se deben hacer campañas adecuadas según los grupos de edad, fortalecer las redes de cuidado prenatal, mejorar la consejería preconcepcional (antes de quedar embarazadas), tener un programa adecuado de información en escuelas y colegios, además de ofrecer los mejores servicios a la población, según sus necesidades”, propuso el ginecólogo Danilo Medina Angulo.

La experiencia de Medina confirma los hallazgos del INEC. Según Medina, en la última década, ha habido un leve incremento en la tasa de nacimientos de adolescentes entre 10 y 14 años.

“Esto refleja que se debe trabajar en la adolescencia porque la mayoría de estas mujeres dan a luz a hijos de padres mayores de 25 años, son en su mayoría solteras y de bajo nivel socioeconómico”, detalló.

Entre los riesgos físicos de estos embarazos que destaca Monge están los problemas de desarrollo que pueden presentar los futuros bebés y su bajo nivel de inmunidad (protección contra las enfermedades).

Las secuelas emocionales para la madre son mayores: frustración personal por tener que abandonar los estudios, baja autoestima por la violencia a la cual muchas son sometidas por sus parejas y familias, y el impacto de la crítica social.

“Una niña que tiene un parto a los 12 años tiene que haber quedado embarazada a los 11 años con abusos sexuales. Es la realidad y no la podemos esconder. Es, realmente, terrorífico”, agregó Monge.

El otro extremo

Las mujeres que postergan su primer embarazo para después de los 30 e, incluso, para una etapa más tardía de su vida, son el otro rostro relativamente reciente de la maternidad en el país.

El año pasado, las mujeres de 30 años o más que fueron primerizas (tuvieron su primer hijo) protagonizaron 18.574 partos. De estos, 11.486 fueron en mujeres entre 30 y 34 años; 5.581, entre 35 y 39 años, y 1.507 dieron a luz a su primogénito después de los 40 años.

Con la incorporación femenina al trabajo y mejores oportunidades de desarrollo profesional para la mujer, cada vez son más quienes se deciden a ser mamás después de tener garantizada su estabilidad económica y laboral.

La dinámica de la fecundidad (número de hijos por mujer) tiene mucho que ver en todos esos cambios. Hoy, cada mujer tiene menos de dos hijos durante su toda su vida reproductiva. Los demógrafos pronostican que en la próxima década, si acaso, cada tica tendrá en promedio un solo niño... una diferencia enorme con la cantidad de hijos que las mujeres tenían hace 50 años.

En 1960, en promedio, cada tica tenía siete; en 1970, cuatro; tres hijos en 1991, y recién en el 2007 se rompió la tasa de reemplazo (dos hijos por mujer), cuando se registraron 1,9 hijos por madre, comentó Danilo Medina.

“La mujer se incorpora a la vida laboral en una forma sostenida. Su participación aumenta de 21% en 1976 a 42% en el 2000”, explicó el ginecólogo.

El sociólogo y director de Flacso-Costa Rica, Jorge Mora Alfaro, coincide con la interpretación que dan los ginecólogos a lo que ven diariamente en sus consultas.

“Atrás ha quedado la modalidad tradicional de la madre dedicada de manera exclusiva a la atención de sus hijos y a las labores domésticas, denominada como ‘maternidad intensiva’.

“Hoy, la maternidad también tiene lugar en núcleos familiares diversos y con una clara tendencia a que los embarazos se presenten en edades más tardías”, dijo el sociólogo.

La demógrafa Olga Araya considera que el uso de anticonceptivos, y la incorporación de la mujer no solo a la población económicamente activa (PEA) sino también a puestos de alta gerencia en empresas públicas y privadas, podrían explicar muchos de estos cambios.

Obviamente, esto tendrá sus consecuencias y explicarán, en el futuro, el tipo de sociedad que se tenga. Araya lo resume así:

“Demográficamente, todos los indicadores muestran que, para el año 2020, Costa Rica tendrá una fecundidad bastante menor a la fecundidad de reemplazo (que es de 2,1 hijos por mujer), y esto, sumado a una mayor esperanza de vida, nos lleva hacia una sociedad envejecida, que necesitará más centros de atención de adultos que escuelas”.

Jorge Mora considera que, en un futuro, el país se encaminará a un tipo de sociedad caracterizada por su diversidad.

“Vamos hacia una sociedad con una crisis cada vez más acentuada del patriarcado y una relación más igualitaria, hecho que modifica la posición de la mujer en el seno de la sociedad y de la familia.

“En cuanto a la familia, se experimentan transformaciones sustanciales, las cuales se relacionan de manera muy estrecha con los cambios en la maternidad: la tradicional familia heterosexual integrada por un padre, una madre y los hijos engendrados por ambos, coexiste con familias monoparentales y con familias conformadas por parejas del mismo sexo.

Para Mora, en ese nuevo marco, “la concepción de la maternidad entendida como un hecho exclusivamente biológico, da lugar a su comprensión más amplia como una relación social y cultural, sujeta a cambios históricos y a conflictos propios de la dinámica social”.