Los ‘pobres’ hermanos menores... (IV parte)

Aquellas travesuras, a veces crueles

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“Aquellos temblores”

“Cuando éramos niñas dormíamos en un camarote. Recuerdo que mi hermana menor estaba durmiendo en la parte de arriba y yo, con toda la maldad, silenciosa-mente llegaba y movía el camarote para que pensara que estaba temblando. La pobre se despertaba toda asustada y llorando. Yo me divertía bastante y mi mamá de un regaño no pasaba. ¡Pobre de mi hermana! Siempre recuerda los malos ratos que pasó por aquellos temblores y lo ‘mala’ que era”.

Johana Hidalgo, Alajuelita

“Mi hermana llorona”

“Mi hermana menor lloraba mucho hasta el punto que cansaba a cualquiera. Un día, agotado de escucharla llorar todos los días, decidí hacerle una pequeña broma con tal de no oírla en todo el día. Le dije: “Stephanie, le prometo que si no llora en todo el día, en la noche le regalo ¢100 para que se compre unos confites”. Mi plan funcionó a la perfección y mi hermana no lloró más. Recuerdo que en la noche se me acercó a pedirme el dinero y me dijo: “Déme mis ¢100 porque no lloré como lo prometí”. Yo no tenía la plata y mi hermana estalló en llanto el resto de la noche”.

José Brenes , Turrialba

“Cofal en mis axilas”

“Cuando era niña, mi hermano mayor me sometía a experimentos infantiles como condición indispensable para poder jugar con él. En una ocasión, me untó Cofal Extra Fuerte en las axilas para que yo le dijera cómo se sentía. Mi mamá tardó media hora calmando mis alaridos y quitándome la crema con un pañito húmedo. Lo peor fue que a las dos horas ya tenía listo el próximo experimento: comer dos cucharadas copetonas de sal. Y yo, con el fin de jugar con él, accedí”.

Andrea Ross ,Curridabat