Los cines dejan la urbe

La seguridad y comodidades de los malls han hecho que la magia del cine se aleje del centro josefino

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Dentro de algunos años, nombres como Capri, Rex, Bellavista, California y Palace no significarán mayor cosa para los niños, aunque para varias generaciones sean el recuerdo de las salas de cine que funcionaban en el corazón de San José.

El desarrollo, ese enemigo implacable de la tradición, trajo al país los concurridos malls (centro comerciales de gran tamaño) y con ellos la creación de multicines, que por mucho resultan más cómodos y ventajosos que sus parientes citadinos.

La inseguridad que se vive en las calles y la falta de estacionamientos, en la era del automóvil, fueron los factores que inclinaron al público y las empresas en favor de las salas de mall , y que, inevitablemente, condenaron a muchos de los cines de la capital.

La última víctima de la modernización fue el cine Capri, que cerró el 3 de agosto. Según Luis Carcheri, gerente del Circuito de Cines Magaly (CCM), el cierre se debió a una muy buena oferta que les hizo una iglesia por el inmueble.

Adiós gigantes

Los datos son claros: de 165 cines que funcionaban hace 15 años en todo el país, hoy solo operan 50. En los últimos años los josefinos vieron cómo cerraban salas tradicionales como Bellavista, Rex, California y Capri y más atrás otras como la Palace, el cine Moderno, Líbano y Center City.

Otro destino tomaron el Cinema 2000, Universal y Metropolitan, que, aunque no cerraron sus puertas, se pasaron de bando al dedicarse a la exhibición de películas para adultos.

Iglesias, estudios de televisión, restaurantes de comida rápida y hasta tiendas han ocupado los locales por donde muchos años desfilaron las imágenes de estrellas como Cantinflas, John Wayne, Charlton Heston, Elizabeth Taylor y un joven Tom Hanks.

Al proceso de desaparición de los cines josefinos sobreviven solo algunos, aunque con un futuro más sólido: el cine Magaly es el consentido del CCM y con los años se ha hecho el destino de un público adulto alérgico al tumulto de los malls .

A ese cine se suman el legendario Variedades, el Omni y las dos salas Colón (todos propiedad del CCM). Caso aparte son la Sala Garbo y el Teatro Laurence Olivier, espacios reservados para el cine arte y con un público fiel y restringido.

Aunque el fenómeno pintaría un panorama oscuro, el cine en el país, lejos de desaparecer, pareciera estar en uno de sus mejores momentos. Y si no que lo digan los miles de espectadores que llegan todos los días a las salas ubicadas en los centros comerciales.

El Mall San Pedro, Multiplaza (donde opera la cadena estadounidense Cinemark), Mall Internacional y Plaza Real Cariari son los mejores ejemplos del éxito de los cines, con legiones de jóvenes que, además de ver las películas, se dan gustos en las confiterías y tiendas aledañas.

Seguridad es la clave

Para Carcheri, la migración del público a los centros comerciales es fácil de explicar: "la gente busca la seguridad y los estacionamientos de los malls ".

A su criterio, precisamente es la cercanía con parqueos lo que mantiene vivos al Omni y el Variedades. "Son cines con parqueos al otro lado de la calle. Aún así, es claro que su público son aquellas personas que salen de sus trabajos o en tránsito por San José, por lo que las películas deben ser de puro entretenimiento".

Según el crítico de cine William Venegas, el factor cinematográfico no influyó en la muerte de las salas capitalinas. "Las películas eran las mismas que en los multicines, sin embargo muchas salas capitalinas eran inferiores en infraestructura y tecnología".

Otro factor que también pesa es la variedad de servicios que los malls ofrecen en un solo lugar. "Ir al cine implica estar cómodo y tranquilo y eso es lo que busca la gente. Recordemos que el grueso del público que asiste son jóvenes, y mucho del éxito de los malls está en el factor moda".

Carcheri añade que las salas independientes no pudieron sostenerse debido a la acción de los video clubes que operan con copias piratas. "En el caso de los cines de provincia las películas demoraban varios meses en llegarles y cuando eso pasaba ya mucha gente las había visto en video, lo que terminó por alejar al público".

¿Y las provincias?

Fuera del Valle Central la existencia de cines es casi nula, con casos aislados como el del Olimpia en Liberia o el Hong Kong en Limón.

Sin embargo, el público de algunas de las principales ciudades también despierta el interés del CCM, empresa que ya inició la construcción de tres salas en Ciudad Quesada.

Los Multicines San Carlos seguirán la ruta de sus hermanos josefinos y estarán dentro del centro comercial Plaza San Carlos. Se espera que abran sus puertas en julio del 2001.

Además, Carcheri aseguró que hay interés por hacer un proyecto similar en Liberia. "Todavía no hay nada concreto, pero sí creemos que esa ciudad sería ideal para los cines".

Y aunque la modernización pareciera llegar a todas partes, aun el fanático más fiel de los malls no podría negar el placer de entrar con una bolsa de palomitas al acogedor Variedades. Y el olor a historia no se lo quita nadie.

Cines de a montón

De los cines que funcionan en el país, la mayoría se reúne en los centros comerciales del Valle Central:

Mall San Pedro: 10 salas.

Multiplaza (Guachipelín, Escazú): 8 salas.

Plaza Real Cariari (Heredia): 6 salas.

Mall Internacional (Alajuela): 4 salas.

Plaza Colonial (Escazú): 2 salas.

Plaza Mayor (Rohrmoser): 2 salas.