Liu Yang, primera mujer china en viajar al espacio

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Pakín (AFP). La primera mujer china que viaja al espacio, Liu Yang, soñaba de niña con ser abogada o chofer de autobús, pero al salir de la escuela se volcó hacia lo que sería su verdadera vocación, piloto en la aviación militar con la esperanza de convertirse en astronauta.

Su vocación se reveló durante una visita a su escuela de miembros del Ejército Popular de Liberación (EPL) y a partir de entonces hizo todo por ser piloto de caza, la vía real para integrar el centro nacional de formación de cosmonautas chinos.

El anuncio de su selección entre la tripulación de la misión Shenzhou IX no se hizo hasta el viernes, víspera del despegue. Este tuvo lugar lugar sin incidentes hoy y Shenzhou IX ha sido puesta en órbita por un cohete.

Durante trece días, Liu participará en los experimentos científicos y citas espaciales con un módulo que ya está puesto en órbita, acompañada por sus dos compañeros astronautas masculinos, Jing Haipeng y Liu Wang.

La presentación oficial de la atractiva mujer de 33 años con pelo corto, vestida con su uniforme azul, se hizo con una entrevista a la televisión CCTV.

"Desde el primer día, me dijeron que no era diferente de los astronautas masculinos", declaro Liu, quien está casada y sin hijos.

"Creo en la perseverancia. Si se persevera, el éxito está delante de todos", aseguró.

Liu es una piloto con experiencia, que tenía 1.680 horas de vuelo antes de ser seleccionada en mayo 2010 para su entrenamiento de astronauta. La excelencia de su desempeño le ha permitido ser reclutada en marzo pasado como candidata para la misión Shenzhou IX, explicó la agencia oficial China Nueva.

Los diarios también insistieron en la sangre fría que tuvo un día en la que se chocó en pleno vuelo a una nube de palomas que dañaron fuertemente su jet, que pese a todo logró hacer aterrizar.

"Como piloto, he volado en el cielo. Ahora que soy astronauta, volaré en el espacio. Este vuelo será mucho más elevado y alejado", considera la joven.

"Quiero experimentar la ingravidez en el espacio y disfrutar de la belleza de la Tierra", señaló también a los periodistas, antes de confesar que le encantaban las alitas de pollo fritas mojada en coca-cola.

Hoy, poco antes de incorporarse en la cabina de la cápsula Shenzhou, se mostraba sonriente pero concentrada, visiblemente consciente de que entraba en la historia de la conquista espacial china, un ámbito que nutre el fervor nacional.

También expresó su gratitud a su marido y admitió sentirse "muy culpable" por haber descuidado a su familia en los últimos meses en los que tuvo que entrenarse para esta misión, a ritmo de 16 horas diarias.

"Me ha apoyado mucho", comentó Liu a propósito de su esposo. "Se lo agradezco mucho". Incluso apuntó a que hablaría con él de tener un hijo a su regreso.

"Me gustan los niños y la vida. Ser ama de casa y pasar tiempo en familia representa un tipo de felicidad, ser un astronauta es otro tipo de felicidad que todo el mundo no puede tener", declaró a China Nueva.