Liberación y sus divisiones

Tendencias En 60 años, el PLN ha sufrido escisiones que impactaron la institucionalidad de Costa Rica

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Fundado el 12 de octubre de 1951, el Partido Liberación Nacional (PLN) es la única organización costarricense de su tipo que ha competido electoralmente de manera ininterrumpida por más de medio siglo. Durante los primeros treinta años de su existencia, el PLN impulsó decididamente la expansión y la diversificación del Estado y una creciente intervención del sector público en la vida social. En contraste, en las últimas tres décadas, el PLN lideró una nueva política económica, orientada a reducir el peso del aparato estatal, desregular la economía y privatizar diversas actividades y servicios.

Evidentemente, los cambios indicados se explican por el contexto interno e internacional de cada época histórica: entre 1950 y 1980, el Estado de bienestar (resultado de una específica combinación de keynesianismo y anticomunismo) dominó la política económica en Occidente.

En las últimas dos décadas del siglo XX, sin embargo, cobró fuerza una corriente que, acorde con la globalización en curso y el ascenso del capitalismo corporativo, propugnó que la economía fuese regulada únicamente por factores de mercado.

En cada una de estas dos etapas, el PLN experimentó importantes divisiones internas provocadas por el cálculo electoral, las diferencias ideológicas o una combinación de ambas motivaciones. Tales procesos tuvieron un significativo impacto institucional en Costa Rica, en correspondencia con la importancia del PLN como organización política mayoritaria.

Patio de Agua. En su primera década de existencia, el PLN experimentó dos divisiones relevantes. La primera fue la separación de Jorge Rossi: tras perder la candidatura presidencial frente a Francisco J. Orlich, tomó la decisión de competir de manera independiente en los comicios de 1958. El resultado de esta escisión fue que el PLN perdió esas elecciones.

Para las votaciones de 1962, el PLN logró recuperar a los grupos que se habían separado en 1958 y ganó las elecciones, pese a que experimentó una nueva división. En efecto, un pequeño sector, liderado por Enrique Obregón y Marcial Aguiluz, compitió con un partido propio.

La experiencia de Obregón y Aguiluz, que tendían a identificarse con posiciones de izquierda, fue el preludio del Manifiesto de Patio de Agua, dado a conocer en enero de 1968. Firmado por destacados intelectuales, académicos y líderes del PLN, este documento proponía profundizar la intervención del Estado, que había sido una de las características básicas de las políticas públicas liberacionistas.

Patio de Agua tuvo una profunda influencia, como lo mostraron los gobiernos del PLN durante la década de 1970, que ampliaron la inversión social y pasaron de un modelo de gestión que promovía la empresa privada a otro en el que el sector público se ocupaba de activida-des empresariales (Estado empresario).

También en 1968, el PLN experimentó una primera división interna de carácter definidamente generacional al competir por la candidatura de 1970 el expresidente José Figueres y Rodrigo Carazo.

Tras su derrota, Carazo optó por separarse del PLN. Esta conflictiva situación interna influyó en que, en 1969, se prohibiera la reelección presidencial. Fue en este nuevo contexto que algunos de los firmantes de Patio de Agua se identificaron con el giro hacia el Estado empresario; otros, en contraste, se desplazaron hacia las nuevas organizaciones de izquierda surgidas después de 1970; y un tercer grupo se incorporó al movimiento liderado por Carazo, que derrotó a Luis Alberto Monge (un firmante del Manifiesto) en las elecciones de 1978.

La gran fisura. Después de su triunfo en los comicios de 1982, con Monge como candidato, el PLN conoció una nueva división, que enfrentó a quienes se identificaban todavía con las políticas económicas anteriores a la crisis de 1980, y los que defendían disminuir el tamaño y la influencia del sector público y promover procesos de apertura y priva-tización.

La confrontación culminó en 1984 con el fortalecimiento de los partidarios del cambio, que contaban con el respaldo estratégico de la Agencia Internacional para el Desarrollo de los Estados Unidos.

A diferencia del período 1951-1978, esa profunda división no condujo, en los diez años posteriores a 1994, a separaciones significativas ni a la fundación de partidos independientes, sino a intensificar la lucha de tendencias durante las convenciones del PLN (definidas por voto popular a partir de 1977). Sin embargo, este escenario se modificó decisivamente en el último quinquenio de la década de 1990.

En 1994, el PLN, con José María Figueres como candidato, ganó la elección presidencial con base en una campaña que impugnaba las políticas económicas popularmente conocidas como “neoliberales”. Pese a este énfasis, una vez en el poder, el nuevo mandatario alcanzó un acuerdo con sus opositores, en 1995, para acentuar y acelerar la reforma de la economía y del Estado.

El considerable costo que este giro tuvo para el PLN y para el sistema político no tardó en evidenciarse: por vez primera, el PLN perdió dos elecciones consecutivas, las de 1998 y 2002, ganadas por el Partido Unidad Social Cristiana (PUSC). A su vez, un electorado crecientemente desencantado respondió con un significativo aumento en el abstencionismo.

Reelección. El deterioro electoral experimentado por el PLN y el PUSC en 1998 fue uno de los factores básicos que llevó a Ottón Solís a abandonar las filas liberacionistas y a fundar, en el 2000, el Partido Acción Ciudadana (PAC), cuyo excelente desempeño en las urnas contribuyó a la derrota del PLN en los comicios del 2002. Igualmente, en la decisión de Solís parece haber influido la iniciativa de Óscar Arias para derogar la prohibición de la reelección presidencial, que abrió un nuevo frente de lucha en la política nacional y dentro de los partidos.

De tener éxito esa gestión, la competencia por la candidatura tanto en el PLN y como en el PUSC se intensificaría con la participación de exmandatarios.

La fundación del PAC permitió a los sectores del PLN opuestos a las reformas económicas impulsadas desde 1984, disponer de una organización política propia para competir por la Presidencia.

Al crecimiento del nuevo partido contribuyeron de manera decisiva el descontento ciudadano con el PUSC y el PLN; un Tratado de Libre Comercio entre Centroamérica y Estados Unidos (TLC) orientado a consolidar las reformas favorables al capitalismo corporativo, y el asunto de la reelección.

Después de fracasar en sus intentos por derogar la prohibición mediante algún acuerdo político, Arias recurrió a la Sala Constitucional que, en el 2003, falló a favor de permitir la reelección. Esta decisión, aparte de reforzar el proceso en curso de judicialización de la política, incrementó el malestar de la ciudadanía, deterioró el capital político de Arias y agudizó la división dentro del PLN.

Poco sorprende entonces que la campaña electoral del 2006 pronto se perfilase como una contienda entre un partido que apoyaba el TLC (PLN) y otro que lo rechazaba (PAC).

La intensa lucha a favor y en contra del TLC tendió a opacar la profunda escisión que la derogatoria de la prohibición provocó en el PLN. Los sectores cuyos intereses electorales fueron afectados por el restablecimiento de la reelección optaron por abandonar el PLN; a la vez, liberacionistas que en el pasado impulsaron las reformas económicas que posibilitaron el TLC, optaron por impugnarlo públicamente.

Finalizada la controversia del TLC, la división del PLN empezó a mostrarse más definidamente.

En la actualidad, una maquinaria, que parece estar dominada por el grupo liderado por Óscar Arias y su hermano Rodrigo, es enfrentada por diversos sectores que procuran construir una opción electoralmente viable para los comicios del 2014.