Lázaro Carreño: ‘Bailé mucho y durante mucho tiempo; a ese nivel pocos han llegado’

Entre nosotros Lázaro Carreño, conocido como el Eterno Primer Bailarín del Ballet Nacional de Cuba, vino a dar clases a los ticos

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Luego de otorgarle tres décadas al escenario y haberse ganado títulos como el de Eterno Primer Bailarín del Ballet Nacional de Cuba, Lázaro Carreño supo que era el tiempo de ponerle un alto a su carrera de intérprete, pero no a su pasión por la danza clásica.

Así lo aseguró quien es considerado uno de los artistas más premiados de la isla del Caribe, quien en esta etapa de su vida se ha dedicado a compartir sus conocimientos como maestro en instituciones tan importantes como el American Ballet Theatre, en Estados Unidos; The Royal Ballet, en Londres y la Compañía Nacional de Danza de España.

Este mes, Costa Rica será sede de uno de sus talleres, el primero que impartirá en suelo tico, pues antes de esta incursión solo había visitado el país como integrante del ballet cubano.

En este nuevo encuentro con los costarricenses, el artista vendrá a compartir un mes de clases con 25 alumnos del nivel avanzado de la escuela Danza Libre en Guadalupe. También, impartirá clases a bailarines profesionales de otros colectivos en esa misma academia.

Sobre sus experiencias y este encuentro en suelo costarricense, Carreño conversó con Viva .

Usted ha probado lo mejor de dos mundos: el de bailarín y también el de maestro, ¿cuál disfruta más?

Mi vida siempre fue el baile y siendo así lo hice profesionalmente durante 30 años como primer bailarín del Ballet Nacional de Cuba y como invitado en otras agrupaciones, pero la pedagogía siempre me gustó y tengo mucha experiencia en ella.

“ Cuando yo era bailarín, Alicia y Fernando (Alonso, bailarines y directores del ballet ) me dieron la tarea de prepararme como maestro para que transmitiera mis conocimientos”.

¿Cuán difícil fue separarse del escenario?

Siempre es difícil dejar de bailar cuando te gusta, pero, en mi caso, yo bailé tantos años y, como dice el dicho, a mí nadie me quita lo bailado, así que la verdad no tuve recelos por dejar de hacerlo.

“Para ese momento, ya había bailado todo lo que me había apetecido, todo el repertorio clásico, moderno e, incluso, algo folclórico por ahí. Cuando decidí dejar de bailar fue por la sencilla razón de que quería que la gente me recordara al verme en la calle, y no que solo me recordara como me veía en escena. Bailé mucho y durante mucho tiempo; a ese nivel pocos lo han hecho”.

En la actualidad, muchas compañías de danza clásica están abriendo su repertorio a obras contemporáneas y también a fusiones. ¿Qué opinión le merecen estos cambios?

La diferencia hoy en día es que antes las compañías eran de danza clásica, o de neoclásica, o de contemporánea; cada una en su categoría. Sin embargo, esta tendencia ha ido evolucionando y hoy en todas las compañías se busca tener un repertorio más amplio. Creo que eso es muy favorable para el bailarín porque ofrece un abanico más amplio de la técnica y el dominio de todos los estilos.

Uno de los principales problemas de la danza clásica en Costa Rica es la falta de intérpretes masculinos. ¿Sucede lo mismo en otras latitudes?

En todas partes pasa, menos en Rusia y Cuba, que son países que apoyan la danza y en los que esta es considerada una profesión, no un pasatiempo, cosa que es errónea porque una carrera para un bailarín fluctúa entre los ocho y los diez años, si se quiere ser profesional.

“La carrera del bailarín es muy linda, pero es muy sacrificada porque nuestro instrumento es el cuerpo, así que no solo hay que entrenarlo, sino también cuidarlo”.

Costa Rica es un país que está dando sus primeros pasos en materia de danza clásica. ¿Qué consejo les daría usted a los jóvenes que quieren hacer del ballet su profesión?

El primer consejo que le da un maestro profesional, con experiencia y sabiduría, a sus alumnos es que es que el ballet clásico es la mejor base de todas las danzas y cuando se tienen buenas bases académica está preparado para emprender cualquier otra línea de danza, ya sea moderna, contemporánea, jazz ... cualquier cosa, porque su cuerpo, su instrumento, tiene la mejor preparación que puede existir para un bailarín.

La danza clásica ha estado en las noticias nuevamente tras el ataque con ácido que sufrió el director artístico del Teatro Bolshói. ¿Qué opina de este tipo de venganzas en el arte?

Esto es algo muy absurdo e inesperado; nunca me hubiera imaginado que a un director de un teatro le pasaría algo como esto, pero el ser humano es tan extraño y tan ambiguo... cualquier cosa se puede esperar de él.

Esta situación despertó nuevamente las historias de envidias y celos en el ballet, como la aparición misteriosa de vidrios en las puntas de los solistas, alfileres en los vestuarios... En realidad, ¿es tan oscuro ese mundo?

Esas son cosas que han sucedido y suelen suceder a través de la historia de la danza. Los celos profesionales y las ganas de ascender a través de pisar a otro han sucedido siempre. Los cuentos y las historias siempre son más oscuros que la realidad.